🍃Bloqueos y gatillazos de escritura
El correo de hoy es más para escritores y creativos, si no te consideras nada de eso, todavía lo puedes leer para marujear un poco qué hay detrás de esto de escribir. Además, son ocho minutitos de na.
¿Bloqueos de escritura? Qué va, yo nunca he tenido de eso. Algún amigo creo que sí.
A mí me ponen una página delante y sólo se llenarla de palabras.
Bueno, vale, está aquella vez.
Esa página que conocí en un bar y… Pero, claro, yo estaba cansado del trabajo, había bebido mucho…
Los moteros tienen una frase: «existen dos tipos de moteros: los que se han caído y los que se van a caer».
Con la escritura pasa lo mismo: o has tenido bloqueos o los vas a tener.
Así que te voy a recordar algo que ya sabes para que, cuando esa página en blanco te ponga ojitos, no te tiemblen las piernas.
¿Qué es escribir?
Escribir es poner palabras en un papel.
Ya empezamos mal y parece una tontería, pero, creer que escribir es teclear palabras, es precisamente lo que muchas veces te deja clavado ante el Word con ganas de llorar.
Poner cosas por escrito es sólo un tercio de lo que significa escribir.
Y no te voy a contar la película de que la otra parte está en tu corazón y en la trascendencia filosófica de la escritura.
El sesenta y seis por ciento de escribir se llama ideación y diseño.
Vamos a ver por qué es importante acordarse de esto.
El safari de ideas
Cada uno sabe qué le inspira y de dónde suele coger más ideas.
Puede ser de la observación diaria del mundo, de la escena de una película, de un libro o, al estar pensando en tu texto, una idea que te surge sin más, por puro manoseo neuronal.
Y, seamos sinceros, esto suele ser el menor de los problemas de un escritor/creativo. Estoy seguro de que todos tenemos listas y listas de ideas, en diferentes formas.
Esta fase es más de admiración que de acción, pero sí, sigue siendo escribir.
Es parte del proceso creativo y literalmente no habría escritura sin ello.
Así que cuando estás mirando embobado un cuadro o le estás dando vueltas a tu mundo literario en la cabeza, sí, también estás escribiendo.
La mesa cambada esa de los arquitectos
Luego, cuando dejas de pensar en la idea para estructurarla, ahí empieza el diseño.
En esta fase piensas cómo integrar la información del safari de ideas, le pones orden: qué va primero, cómo lo vas a contar, diseñas personajes, eliges narradores, voces, focalizaciones…
Es la parte verdaderamente técnica de la escritura.
Hasta te diría que es más escribir que escribir. Todavía no has abierto Word, tienes notas, esquemas, escaletas, pero lo que es «Erase una vez, en un reino muy lejano» todavía no ha llegado.
La niña bonita
Cuando te levantas de la mesa de dibujo (que así se llamaba la de los arquitectos, lo he buscado), te vas a la fragua, al obrador o al taller de costura y empiezas a darle manivela a todo, eso, realmente es elocutio; teclear palabras, o sea,
Traducir ideas y esquemas a palabras humanas.
Si la ideación es el esqueleto, el diseño son los músculos, órganos y tal; la elocutio es cubrirlo todo con piel para que la gente no se asuste.
¿Qué pasa? Que nadie te piropea el páncreas al pasar o te dice que la cara interior de tu tibia es formidable.
Lo bonito es cómo muestras lo bien que te funcionan las piernas y lo mucho que metaboliza lo que sea que metabolice el páncreas.
Claro, si hablas con otro escritor o con un buen lector, se va a dar cuenta de que sin tibia no hay pierna y que sin páncreas estás jodido. Pero, en general,
El texto es una pared y, lo que hay detrás, se da por hecho
No caigas tú mismo, escritor, en la trampa del espectador cómodo y des la ideación y el diseño por hecho.
Cuando estás mirando ~la página en blancooo~ y empieza a escurrírsete el tiempo de la sesión de escritura y a ti sólo se te ocurre escribir una frase y borrarla, escribir otra y borrarla, recuerda:
No tienes un bloqueo, eres tonto.
Todos lo somos cuando nos forzamos a ponerle piel a un fantasma.
Algo te has olvidado del diseño o de la ideación.
No te preocupes por no avanzar en páginas, vuelve atrás, quizá hay un fallo en el planteamiento de tu mundo, quizá estás forzando a un personaje a hacer o decir algo que nunca haría, quizá ese narrador que elegiste treinta páginas atrás ya no funciona, quizá tienes que pensar mejor qué quieres contar.
Aunque la escritura tiene estas tres fases, no siempre están en orden. Permítete ir y venir de una a otra con naturalidad, como parte del proceso.
Cuando resuelvas lo que sea que esté fallando, el bloqueo desaparecerá.
Porque el bloqueo no es más que una alarma parpadeando en rojo diciéndote: algo no funciona, algo no funciona, algo no funciona.
Arquitecto de safari con una fragua de sombrero
Dicen que hay dos tipos de escritores (lo de la brújula, ir a lo que se te cante con la mano suelta, y lo del mapa, tenerlo todo estructuradito con hilo rojo conectando puntos), pero creo que es más un espectro y uno tiene que saber ir situándose más a un lado o a otro, dependiendo del momento de escritura.
¡PERO!
Igual que si te sientas a teclear palabras cuando no toca, no llegas a nada; si de verdad toca abrir el Word, deja de parar a cada rato para buscar más documentación, diseñar una escena que va a venir dentro de diez capítulos, pensar de qué color tienen las orejas los semiorcos en tu mundo…
Escribe.
Eso se llama procrastinación activa, le estás dedicando tiempo a algo que en este momento de la creación es irrelevante, probablemente porque le hayas cogido miedo a poner palabras en un folio por pasar tanto tiempo parado.
Y ese es otro tipo de bloqueo, uno por crear asociaciones negativas (inconscientes, de las que le gusta a Freud) a la escritura.
Pero de ese y otros bloqueos, de los satélites de la escritura (lectura y corrección) y otras cositas de creativos pobres, pero felices, ya te hablo otro día si te apetece.
¡Besitos volados!
Hablo de muchas cosas diferentes, si algún día te gusta el tema que trato, házmelo saber para volver a retomarlo en otro momento, si no, pasaré de largo.
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Vale, es falso el móvil, pero el resto sí funciona 👀