🍃Creo que estoy bien
La persona al otro lado de este correo está viva, y le pasan cosas (3 mins)
Si alguien te ha reenviado esto, tu alguien me quiere mucho. Quiéreme tú también suscribiéndote:
Últimamente he estado yendo a bastantes podcasts y me suelen preguntar qué es lo más difícil de escribir una newsletter diaria.
Mira,
Me acuerdo una vez, en Australia, en mi treinta cumpleaños, que me sentí la persona más desgraciada, sola y miserable del mundo. Había perdido a toda la gente que me quería por allí y, a la única persona que me quedaba al lado, yo le importaba una mierda.
Esa noche, mirándole la espalda, desnuda en mi cama, fue la primera vez en mi vida que sentí el rechazo, físico: la indiferencia, el tedio, la ausencia, penetrarme como putos rayos gamma que salieran de ella. No creo que sea lo suficientemente inteligente como para habérmelo imaginado. La sensación era tan cruda que la podría haber mascado, escupido a un lado y que me corroyera la moqueta el gargajo.
La soledad se hacía completa a su lado.
A la mañana siguiente tenía clase. Y fui, la cabeza apoyada en el cristal del tranvía, pensando cómo coño me iba a poner delante de una clase para ser el profe divertido y salao que todos esperaban.
Resulta que también ahora, también hoy, hay veces que me pasan cosas y sé que no las puedo contar aquí, porque tengo un poco de decencia y no quiero sonarme los mocos en tu correo.
Pues eso es lo más difícil de escribir una newsletter diaria, el Ridi Pagliaccio, ese:
«¡Ríe, payaso, y todos aplaudirán! Transforma en risas el sufrimiento y el llanto».
Si no conoces qué estoy citando, eres más desgraciado que ese Samu con el culo al aire mirando la espalda de la indiferencia ilimitada.
Te pongo un enlace abajo.
Todos los escritores de newsletters diarias tenemos un cajón de máscaras para sobrevivir, igual que todos los profesores, igual que todos los actores, que, al fin y al cabo, somos todos eso.
Así que sí, eres un tío listo, ahora mismo apenas puedo ver las letras del teclado de la pedazo de máscara que llevo puesta, más grande que un diablo cojuelo.
¡PERO!
¿Sabes qué pasó dos semanas después de que me atravesaran aquellos rayos gamma del desdén?
Que volví a escribir Caminos de vuelta, y ya no paré hasta terminarla. O sea, esa saga de la que se publica su primera parte, D.V., a finales de abril.
Así que elijo pensar que, ahora, también se viene algo que va a hacer que te cagues encima, a la larga. Lo que todavía no sabemos el qué.
Pero para saber cómo es tener una newsletter diaria, cómo fue escribir Caminos de vuelta y cómo es ser yo, te tienes que pasar por En tapa blanda, el podcast de
y , dos de mis personas favoritas de Substack.Aunque una de ellas sea una pelirrosa odiosa perversa y abusadora de inocentes y cándidos Samus, no diré cuál de las dos.
Lo escuchas aquí:
¡Besitos volados!
Te dejo aquí el enlace a la canción que cité arriba:
⮤ «‹¡Ríe, payaso, y todos aplaudirán! Transforma en risas el sufrimiento y el llanto›.
Si no conoces qué estoy citando, eres más desgraciado que ese Samu con el culo al aire mirando la espalda de la indiferencia ilimitada».
Sinceramente, es la leche ver "nudismo psicólogico" por estos lares, creo que ayuda a darse cuenta que esas personas que están detrás de la pantalla son tan humanos como tú y que todos estamos en el mismo barco.
Aunque a veces solo hay que leer entre líneas, creo que mostrar la vulnerabilidad nos conecta.
Y al fin y al cabo, ¿a qué hemos venido aquí, si no es a eso?
💪🏻💪🏻👏🏻👏🏻