🍃Deja de escuchar tus audios de wasap

Síndrome de la mala de Blancanieves, lo llamo yo (3 mins)

Si alguien te ha reenviado esto, tu alguien me quiere mucho. Quiéreme tú también suscribiéndote:

Sabes cómo va: grabas un audio, con el móvil frente a la nariz, horizontal, como se llevan en los baños de las discotecas; lo terminas, envías y te pones el móvil en la oreja para volver a escuchar lo que tú mismo acabas de oírte decir.

¿Tú no lo haces? Hostia, pues yo sí.

De hecho, no hacerlo me supone una resistencia, romper un patrón. Al principio pensaba que era un narcisista del carajo, que se me ponía la cosita contenta con recrearme en mí.

Claro que uno no puede andar tratándose tan mal desde dentro, así que me cree una excusa más sofisticada: no escucho mi propio audio para regodearme en mí mismo, sino para comprobar cómo va a ser la recepción del otro.

Cómo va a ser la experiencia comunicativa desde el otro lado del teléfono ✨

Molar, mola más que asumir que eres un ególatra.

La cuestión es que me di cuenta de que, cada vez que grababa una entrevista, como que quería reproducir ese patrón: escucharla entera y preguntarle al espejito quién es la más guapa del reino; quiero decir, y comprobar cómo sería la recepción para el espectador.

Claro que aquí la cosa cambia, porque desde que empezó Miradero he hecho once entrevistas, más cuatro que están agendadas, quedarían por encima de las quince horas de escucharme a mí mismo non-stop.

Hay una escena en V de vendetta en la que se ve a un presentador en la ducha con su propio programa de fondo, en bucle, y él repitiendo su monólogo. Luego V lo mata. Me sentí así cuando escuché las dos primeras entrevistas que me hicieron y, como no quería que V me matase, dejé de hacerlo.

Por decencia intelectual, mi excusa de la recepción tenía un límite, y fueron esas dos horas de escucha.

Hay algo positivo en tentar a que V te mate, sin embargo, y es que puedes identificar momentos en los que seas el más guay del mundo para sacarlo en un clip y subirlo a tus redes.

Así, el resto de humanos sabrán lo guay que eres y tu 💅💄 m4rk∆ P3r$Øn@ℓ 🌈✨ será más lujuriosa e irresistible.

Además, esto es como que te graben haciendo deporte; si lo miras después, puedes mejorar cosas. ¿Ves? Esta es una excusa mejor que la de la recepción, pero V es un asesino tan implacable…

Fíjate lo complicada que puede llegar a ser la vida a veces. Un alboroto.

La cuestión es que hoy te traigo un regalo, sorpresa tanto para mí como para ti, porque la primera entrevista que grabé fue el 5 de diciembre del año pasado, en No emprendas solo, pero

Ángel Cabaleiro

no ha podido subirla hasta choday.

Así que, siguiendo mi desintoxicación narcisista, no la he visto.

Es una de mis expresiones latinas favoritas y significa «Aquí hay dragones».

Se dice que se ponía en los mapas medievales para señalar zonas inexploradas o peligrosas, pero no es verdad, esa expresión sólo aparece en un mapa (el Globo de Lenox, de 1510, y que no fue hecho por Lenox), lo que a los románticos del siglo XIX les moló la expresión tanto como a mí y la popularizaron como símbolo.

Mierda, me he cargado el climax que te llevaba a abrir la entrevista.

Volvamos atrás:

Así que, siguiendo mi desintoxicación narcisista, no he visto la entrevista.

Aventúrate por tu propia cuenta y riesgo a ver este Samu del año pasado en su primerita comunión con las ondas.

¡Besitos volados!

¿Qué es eso de «Invitar a un amigo»?

Mira qué lindura

Piensa que lo hizo un señor con un lápiz, y muy buena voluntad, en 1510.

Esto es como en la Universidad de Salamanca, si encuentras la rana oculta, apruebas.