🍃El insulto a la vida: Manifiesto contra la IA literaria
Aparte de porque soy el típico parguela que termina enamorándose de una máquina, te cuento por qué no uso IA en mi proceso de escritura (10 mins)
Lo confieso, escribo con AI.
Con arsa, illo.
🦗 🦗
(no hay grillo-emoji, imagínate que es esto)
Pero buenas noticias: a partir de aquí, el correo ya sólo puede ir para arriba.
Vamos a ello.
En 2016 un grupo de programadores de Dwango se reunió con Hayao Miyazaki en su estudio.
Si no sabes quién es Miyazaki, eres un ser despreciable.
Pero no te preocupes, porque es casi imposible que no sepas quién es y, aunque verdaderamente creas que no lo sabes, no te escapas de conocerlo. Aun sin ubicar su nombre, seguro que te suena El viaje de Chihiro, Mi vecino Totoro, El castillo ambulante… Studio Ghibli.
Lo conoces a través de sus obras, y eso también es saber quién es. Bastante más que saber su nombre, de hecho.
Cuestión, que van tres programadores, uno parece que lleva tres lunas llenas sin dormir, y le presentan una inteligencia artificial aplicada a modelos 3D que es capaz de animar personajes.
Te digo que esto es 2016, así que haces bien en imaginar que la IA era un moñigo del tamaño de mi cabeza,
¡PERO!
La IA conseguía animar al personaje, arrastrándose por el suelo como buenamente podía. Algo bastante difícil de mirar. De hecho, los programadores, de la misma escuela que el niño al que le comió los deberes su perro, le dicen que… Es así porque se podría aplicar al personaje de un zombi.
—Una inteligencia artificial podría presentarnos movimientos grotescos que los humanos nunca podríamos imaginar.
Miyazaki atiende a toda la presentación en silencio, hasta que el presidente de Dwango termina y se vuelve a sentar. Miyazaki se aparta la mano del moflete, sin sorpresa:
—Bueno… —dice.
Cuenta que todos los días ve a un amigo suyo con una discapacidad, una que le deja los músculos tan rígidos que le hace muy complicado siquiera darle la mano para saludarlo.
—Quienquiera que creó esto, no tiene ni idea de qué es el dolor. Estoy totalmente asqueado. Nunca querré incorporar esta tecnología a mi trabajo. De verdad siento que esto es un insulto a la propia vida.
El siguiente plano es la cara del presidente de Dwango, entre la lágrima del «papá, dame un abrazo» y el patetismo cobarde del «yo no pedí nacer».
Aunque realmente estoy de acuerdo con lo que dijo el presi, sólo haciendo una adición:
Una inteligencia artificial puede presentar movimientos grotescos que un humano, que usa inteligencia artificial, jamás de los jamases podría imaginar.
Si alguien te ha reenviado esto, tu alguien me quiere mucho. Quiéreme tú también suscribiéndote:
Todo lo que voy a decir a continuación se aplica a escritores de literatura.
Si eres copy, o derivados, lo que te mueve es ganar pasta y sacar rápido el mayor número de webs revierte directamente en ganarla, pues muy bien. Sigo pensando que te estás atrofiando el músculo creativo, pero esa no es mi lucha.
Mi lucha es espabilar a los escritores literarios que, poco a poco, bóbili bóbili, alargan el meñique para rozarle la manita a la IA, luego le pasan el brazo por los hombros, haciendo como que bostezan, y terminan cambiándose a la fila oscura de atrás para darle manivela hasta que les chorreen en la boca todos sus unos y ceros.
LECTOR: Pero, Samu, tú has dicho en entrevistas que usas IA para documentación, y la documentación es parte del proceso literario, así que realmente sí utiliz…
Vale, utilizo inteligencia artificial para escribir, perdí. Ahora ve a jugar con el resto de niños, que los mayores vamos a hablar de algo.
Hay una diferencia fundamental, que para mí es clara. Es la misma diferencia que hay entre utilizar teclado en vez de lápiz. Es más, es la misma diferencia entre escribir en vez de memorizar, y hacer memorizar la obra a trovadores y juglares.
Hay matices en todo esto, pero vamos a quedarnos con lo importante: utilizar IA para algo extraliterario, bien; utilizarla para algo literario, mal.
¿Por qué? Vamos a por el ejemplo de la documentación.
Tú no eres historiador, sino escritor. Es cierto que desarrollar mejores habilidades como investigador histórico, colateralmente, te puede hacer mejor escritor, pero delegar tareas literarias a otro (humano o no) te va a hacer, sin ninguna duda, peor escritor a la larga.
Importante lo de «a la larga», luego volvemos a eso.
¿Por qué delegar tareas creativas te hace peor escritor?
Atrofia muscular
Estuviste corriendo, o lo que sea, y ahora te duele mucho la rodilla. Te pones una de esas vendas ceñidores. Cada vez que te la quitas, te duele, así que te la mantienes durante días.
Pues la próxima vez que corras vas a flipar. Tus ligamentos estarán más débiles que al principio, porque dicen:
RODILLA: ¿Para qué cojones voy a trabajar, si hay una fuerza externa que hace mi labor mucho mejor de lo que yo jamás podré hacer?
Y a dormir.
Si te pinchas testo, tu cuerpo dice: ¿para qué coño voy a generar testosterona si me están clavando un camión de toros de lidia en el culo cada quince días?
Y a dormir.
Y la pichula también, para siempre. No more delicioso ever again.
Ahora, dime, ¿por qué iba a ser tu cerebro diferente?
La literatura son tareas que resolver para transmitir lo que necesitas: imaginar el disparador de una historia, construir un mundo nuevo, diseñar un personaje, estructurar una trama, una escaleta, no traicionar tu voz y, por fin, escribirlo bonito.
Muchas cosas, no siempre juntar palabras tangibles, eso es sólo el final, pero todas son igualmente tareas literaria.
Todo lo que ahorres en la ejecución de cada una de estas tareas literarias, va a repercutir directa y exponencialmente, como el interés compuesto, pero a lo mal, en lo buen escritor que podrás llegar a ser jamás. Porque tu músculo creativo se ha dado cuenta de que no necesita esforzarte, porque le viene la papa desde fuera.
Que puede trabajar, cómodamente, y tan pronto aparezca un problema real, va a delegar. Fíjate lo que estás haciendo. Le estás dibujando una frontera de: lo fácil, tú; lo difícil, otro.
Es la frontera del auténtico fracaso, aunque tengas buenos resultados. La frontera de la eterna mediocridad asistida.
Hay un universo en el que te fundes con la literatura, como la sal y el mar; otro, en el que te sacan fotos por una obra que no sabes ni cómo coño has hecho, y mejor que no te pregunten demasiado.
Si quieres la sal y el mar, sólo hay un camino.
Haz fácil lo que te sea imposible, desea dificultad en lo que te es alcanzable.
¿Es del todo imposible que conozcas el protocolo al recibir emisarios extranjeros en la corte de Felipe II?
Usa IA en parte de tu proceso de documentación.
¿Es jodidamente difícil de encaminar tu trama, porque el diseño de un personaje no termina de hacer clic y está haciendo que la voz del narrador quede viciada a este punto?
Sonríe, están de oferta: te han puesto el aprendizaje literario con descuento y te puedes llevar tres por el precio de uno.
Piénsalo, lo único que ganarías al usar IA para resolver esa madeja es tiempo, pero,
Estás salvando tiempo ¿para qué?
Lo que te mola de verdad, lo que te hace feliz de verdad, es escribir, lo que te da un propósito, una pasión, un camino que recorrer alegre y agradecido cada puto día de tu miserable vida, es escribir.
¿Para qué coño otra cosa quieres el tiempo, sino para exprimirlo en andar ese camino?
¿Qué otra cosa más elevada, significativa, valiosa y necesaria requiere tu interés y tu tiempo?
Si lo que amas es la literatura, la respuesta es clara; si lo que de verdad te mueve la pirindola a las doce en punto es el norte magnético de los bienes extraliterarios: reconocimiento, dinero, fama, prestigio, títulos, mujeres, hombres, atención… La respuesta es clara, también.
El texto final, bello, completo y que funciona en la transmisión, eso que persigues, es literatura, pero el proceso también lo es.
Piénsalo, después de editar tu novela, ¿cuántas veces más en tu vida te crees que la vas a leer? El proceso es la arena en la que, no sólo desarrollas literatura, sino en la que experimentas en primera persona tu obra. Si no amas eso, si lo ves como una tarea tediosa que delegar a una IA, nadie en el mundo va a amar por ti la obra resultante.
Ya lo dije una vez: si te gusta follar, ¿vas a pedirle a una IA que folle por ti?
Esto es lo mismo, el desgaste que sufres durante el proceso creativo, es lo deseable, es para lo que le has echado huevos al asunto, para estar forcejeando con palabras como profesión, negociando con ellas y ordenándolas para que creen una respuesta única dentro de otro ser.
No se me ocurre quién puede cambiar ese sudor por tiempo para hacer otra cosa.
No creo que haya algo más deseable que pensar por uno mismo la solución de la vida, la solución de un problema literario.
LECTOR: Ya, Samu, pero es que si utilizo IA…
La obra final será mejor
Puede. Es hasta probable, sí. ¿Y qué?
Caminos de vuelta, MI LIBRO del que he venido a hablar, sale ahora en abril.
Si se lo doy de comer a una IA entrenada a conciencia, de algún modo que averiguaría, si fuera yo una rata cutre, lo más probable es que me diría que puede hacer una historia narrativamente mejor diseñada que yo,
¡PERO!
Aplicar su guía (en la idea, diseño o escritura) me niega la posibilidad de JAMÁS llegar a hacer una historia mejor de la que puedo producir ahora, en ningún futuro.
Me estanca en el presente, me tumba la pichula creativa, porque el cerebro, más que ninguna otra cosa, es un flojo de mierda al que le gusta estar tumbado sin hacer nada y, si ve la oportunidad de ahorrar energía en una tarea, lo va a hacer.
El problema está en que queremos ser ya. Queremos ser el mejor escritor del mundo, ya. Y no funciona así la cosa.
Lo digo siempre que puedo: somos un proceso en movimiento. Tú no eres todavía tu versión última y definitiva, acepta que estás yendo hacia eso, acepta que, si sigues este camino, algún día serás ese escritor legendario que quieres ser, pero no puedes serlo todavía.
Si aceptas eso, aceptarás el dolor de la práctica que conlleva como un regalo y entenderás que cada sufrimiento en el camino no hace más que acercarte a esa excelencia. Ahorrarte ese sufrimiento, delegarlo a alguien, quien sea, te ancla para siempre en el ahora.
Este es un buen momento para volver arriba y releer lo que dijo Miyazaki desde esta otra perspectiva: «Quienquiera que creó esto, no tiene ni idea de qué es el dolor».
Puede que de algún modo termines proyectando una obra valiosa, pero sonará a hueco dentro de ti. Porque no es tuya, no nace de tu capacidad, sino de tu urgencia.
Sufre el proceso y, a la larga, producirás esa obra valiosa, pero no tendrás que apartarle la vista cuando te mire.
Una vez conté que un fragmento de Cyrano de Bergerac inspiró eso de que, en cada título de correo, aparezcan esas hojas cayendo 🍃
Trabajar sin inquietarme la gloria o la fortuna,
¡en un viaje, aunque imaginado, a la Luna!
No escribir jamás nada que de mí no haya salido
Y, modestamente, además decirme: «Pequeño mío,
conténtate con flores, frutos, o incluso hojas,
¡cuando en tu propio jardín las siembres y recojas!.
Creo que fue Herman Hesse el que dijo aquello de que escribir versos malos depara más felicidad que leer los más maravillosos versos.
Disfruta de las hojas, si no lo haces, nunca vas a dar un paso hacia algo más que hojas.
En fin,
No sé si usar IA es un insulto a la vida, pero desde luego es un insulto a ti mismo, a tus capacidades, a tu escritura y a la humanidad, en última instancia.
Así que haz un esfuerzo por salvar nuestra generación literaria, que podría ser la última, si nos empeñamos lo suficiente.
¡Besitos volados!
En la película "Her", el protagonista trabajaba para una empresa de "cartas con sentimiento" por encargo, porque ya nadie sabía cómo escribir con emoción y humanidad. Y, en un mundo en el que se delegaba casi todas las tareas comunicativas a la IA todopoderosa, había personas que trabajaban escribiendo cartas de amor, de disculpa, de agradecimiento... para otros.
Y de esto me he acordado leyéndote. Si no has visto la peli (que seguro que sí, porque el subtítulo de tu carta apunta a que sí), TIENES QUE. You have to.
Coincido! Google consiguió que los estudiantes se pierdan en una biblioteca. Veremos en qué termina todo esto...