🍃En qué se parecen los sueños de Freud a la literatura
Y no tiene que ver con añoranzas fálicas. Este puro es sólo un puro, degenerado (3 mins)
Si alguien te ha reenviado esto, tu alguien me quiere mucho. Quiéreme tú también suscribiéndote:
Pues hoy soñé que el ejército israelí tenía poderes mágicos.
Fíjate por dónde.
Y que un amigo, cabo en el ejército español, se unía al israelí y me enseñaba cómo era su curso de paracaidistas y qué significaban las palabras en hebreo de los emblemas de las unidades.
Después había un ataque o algo parecido y una fuerza mágica se liberaba, entre el fuego de las explosiones, forzándonos a huir a una especie de cuevas-búnkeres donde teníamos que ponernos a salvo de aquella brujería, a la vez que evitábamos que el ejército nos encontrara.
Esas cuervas eran como las que están debajo del Santo Sepulcro en Jerusalén.
En una entrevista, una vez le preguntaron a Carl Jung que cómo eran los sueños de Freud, ya que justo había dicho que los intercambiaban para poder psicoanalizarse.
Pero Jung se negó muy cortésmente a contarlos, porque sería indiscreto.
—Lleva muerto muchos años —dice el periodista.
—Sí, pero estas cosas perduran más que la vida.
Luego hay un silencio, y Carl Jung hace un sonido extraño, un resoplido contenido; como un escalofrío violento, o algo más que eso.
¿Qué tiene que ver esto con el correo de hoy?
Jung y Freud compartían sus sueños para poder psicoanalizarse, porque uno, por muy psicólogo legendario que sea, no puede acceder a su propio inconsciente; por definición, está fuera del alcance de su consciencia.
Así que, cuando crees que has abierto tú solo la compuerta del inconsciente, resulta que esa no era, que la de verdad es otra que tienes delante, pero no ves, porque alguien te la tiene que señalar.
Creo que sucede lo mismo con la literatura, un poco.
El texto literario es una producción destinada a ser compartida. Tú puedes crear la que (piensas) es la mejor obra literaria jamás escrita que, si ningún humano la entiende ni la entenderá jamás, deja de ser literariamente significativa.
Porque la literatura es comunicación, no puedes hacer literatura sin recepción.
«Es ese intercambio lo que convierte al texto en literatura»
Ya lo he citado alguna otra vez: es parte del primer texto que escribí para Miradero, porque esta newsletter nace por esa necesidad de ser leído.
Y por otras necesidades, esas que corresponden a un escritor novel que busca su espacio en la industria literaria.
Ahoooora te podría listar esas necesidades y cómo vencerlas,
¡PERO!
Ya se las conté a
en un live la semana pasada y estoy taaaan cansado hoy.Tratar de no ser atrapado por un ejército israelí mágico cansa, ¿sabes?
Mejor delego esa tarea a mi yo del pasado, que lo explica mejor.
¡Besitos volados!
P. D.: Es importante que escuches la charla porque también hablamos de mi libro, ese que TIENES que comprar cuanto antes.
Eso de que la obra la termine el lector me maravilla como escritora pero como lectora que ha leído teoría literaria me da una flojera monumental. Yo siempre que leo a “La Crítica”, así con mayúsculas, me pregunto: ¿de verdad el escritor tenía todo esto en la cabeza cuando se puso a escribir?