🍃Este tío me ve más guapo que mi madre
Y me lanza un halago monstruoso, hipertrofiado, de los que se pinchan testo y dicen que es natural; creatina y pollo con arroz, na’má (3 mins)
Si alguien te ha reenviado esto, tu alguien me quiere mucho. Quiéreme tú también suscribiéndote:
Javier Marías es un escritor del que, desde hace no mucho, hay que hablar en pasado.
Escribió bastante y lo suficientemente bueno como para que, en opinión de muchos, estuviera llamado a ser el próximo premio Nobel español en Literatura. Pero el Nobel sólo se le puede dar a escritores vivos, así que perdió esa carrera por la tontería de morirse.
Una regla estúpida, como si la muerte tuviera algo que hacer contra la literatura.
En mi caso, tengo pensado vivir ciento veinte años, así que, si no me lo dan, será pura e inapelablemente por malo, no porque Diosito me quite del medio justo antes de la línea de meta.
La cosa es que Marías tiene una novela de esas que, quizá te gustan más o te gustan menos, pero que huelen a literatura con sólo ventilarle las hojas un poco, y eso es admirable. Hay novelas que son sólo cuentos y cuentos que son literatura, esto es así.
Me pasa bastante que no recuerdo muchas novelas que leo, o las recuerdo difuminadas, como orbitando en torno a tal momento brillante en la historia. Corazón tan blanco es una de esas novelas que recuerdo prácticamente de principio a fin. Mi teoría es que tiene tantos de esos momentos brillantes que, de tan juntos, crean una alineación planetaria a lo largo de todo el texto, y lo recuerdo entero.
Hay uno en el que el protagonista está en una cama con alguien, o piensa en otros dos personajes en una cama, y dice: «sobre la almohada se traiciona y denigra a los otros, se revelan sus mayores secretos y se dice la única opinión que halaga al que escucha».
La cama es un confesionario horizontal. Aquello se me quedó grabado, porque yo también me reconocí en ese momento de verdad narcótica después de jugar a las cosquillas.
Bueno, pues
me ha lanzado uno de esos halagos que sólo se dicen después de follar, pero así, al mundo y sin pudor. Mira:Este hijoputa está loco pa’l coño.
Pero olvidémonos de la enajenación de la segunda línea, porque hasta hace menos de un año, la primera habría sido tanta locura como lo de mejores escritores del siglo.
En marzo de 2024 nadie me habría definido, con esa naturalidad casi burocrática, como «escritor de fantasía», aunque lo fuera tanto como ahora. Ni siquiera yo mismo.
Habrá gente que pone y pondrá los ojos en blancos cuando a alguien se le escapa uno de esos halagos monstruosos hacia mí, pero ya nadie puede negarme ese pequeño título, inocente, reconocido públicamente, de escritor.
Y esa es una batalla silenciosa que merece la pena celebrar.
Todos los días.
Por cierto, el polvo podcast que llevó a Raúl a decirme cosas lindas al oído está grabado, dura una horaza, y lo puedes ver o escuchar aquí:
No te entretengo más, que tienes deberes por hacer.
¡Besitos volados!
Te dejo aquí la cita completa que mencioné arriba:
⮤ «Tal vez Berta le habría contado toda mi historia por hablar de algo, sobre la almohada se traiciona y denigra a los otros, se revelan sus mayores secretos y se dice la única opinión que halaga al que escucha, y que es la desestimación del resto: todo lo ajeno a ese territorio se convierte en prescindible y secundario si no en desdeñable, es allí donde más se abjura de las amistades y de los pasados amores y también de los presentes»
Corazón tan blanco, Javier Marías.
Que la tierra te sea leve.
Me alegro de que hayas publicado esto en tu newsletter. Lo encontré antes y lo escuché... pero supongo que estoy confundido por el coautor frente a la cross-post. De todos modos, aquí está para que pueda encontrarlo de nuevo.
Disfruté escuchando. Mi comentario sobre el espacio de Raúl fue que tendría que escucharlo de nuevo para captar todo, pero lo que entendí lo disfruté.
En realidad, creo que estoy mejorando para entender los acentos de todos, así que eso es alentador.
Aquí la matutina. Ayer por fin escuché el podcast mientras viajaba en metro. Me encantó. Disfruté del viaje y de tus palabras. Me gustó la idea de no poder decir quién eres. Me dio qué pensar. Porque estamos en continua construcción.
Pero eso sí, puedes decir que eres escritor. Así que eres persona y escritor ¿Del sXIX? Ya se verá. Te quedan 75 años! Buen día!