🍃Haz lo que yo digo, no lo que yo hago
Aunque no lo parezca, el correo de hoy no viene con una orden, sino con una ✨👁️ r e f l e x i ó n 👁️✨ (5 mins)
El primer mando que tuve después de la instrucción fue un sargento primero con bastantes años de mili. Había sido soldado, cabo… toda la película completa hasta ser sargento primero, así que el tipo tenía esa aura natural, merecida, supongo, que te estás imaginando de: ya me las sé todas.
En el ejército español, en general, puedes dejarte barba, excepto en la Brigada Paracaidista, porque el barbuquejo, esa correa del casco que va a la barbilla, tiene que quedar en contacto con la piel, para que no se te salga volando cuando saltas del avión.
La cosa es que, para desafiarlo, porque la antigüedad va un poco de eso, de demostrar que puedes tensar la cuerda más que el resto, hay gente que se deja las patillas más largas de lo normal. Mi sargento primero desde luego que era de esos. También se remangaba la guerrera hasta mitad de antebrazo en el campo (las tienes que llevar totalmente bajas) y otras pequeños motines de policía así.
Así que, su pelotón, los ocho soldados que estábamos directamente bajo su mando, empezamos a dejarnos las patillas más largas, a remangarnos la guerrera en el campo…
Y un día, por fin, nos mandó que dejáramos de hacerlo. Para entonces teníamos cierta confianza con él y le dijimos algo tipo: «mi sargento primero, pero mírese usted», y nos respondió:
—Haz lo que yo digo, no lo que yo hago.
La cosa es que ahora, ocho años después de salir del ejército, me apetece volver a pensar en eso.
Y, como ya me he ganado tu atención hablando de pistolitas y paracas, te puedo confesar que, en verdad…
Hoy vamos a hablar del fucking Jean-Jacques Rousseau ☠️⛈️
Si alguien te ha reenviado esto, tu alguien me quiere mucho. Quiéreme tú también suscribiéndote:
Seguro que sabes quién fue Rousseau.
Lo mismo un resumen de su pensamiento ya no me puedes hacer, ni yo tampoco, pero el nombre te suena por cojones.
Para que los recién despertados, estamos hablando de la época de la Revolución Francesa, y este señor fue de los que más la influenció filosóficamente. Aunque él era suizo, que se sepa.
Yo lo que más me acuerdo de él es que defendía aquello del «buen salvaje», que el humano es bueno por naturaleza, pero que la sociedad lo corrompe.
Siempre me lo imaginé como un buen tipo por eso.
La cosa es que, aparte de hacer explotar ideas en los campos de pruebas filosóficas, para ver cómo y cuánto estallan hipotéticamente, Rousseau escribe algo práctico que revoluciona la pedagogía hasta hoy: Emilio, o De la educación (1762).
Imagínate que no tengo complejo de Wikipedia y que no te he puesto el año entre paréntesis. Te voy a dar algunas ideas de Emilio, en lista de puntos, para que no te canses, y tú dime si no podría ser algo que alguien defendería en una charla docente hoy:
Adaptar la educación a cada etapa de crecimiento, en vez de tratarlos como adultos pequeñitos, y personalizar la educación al perfil del niño.
Eliminar memorización como base de la enseñanza, aprender a través de la experimentación y la observación del mundo.
Fomentar la curiosidad y el pensamiento crítico al eliminar dogmas y verdades absolutas.
El rol del maestro como facilitador, no como transmisor. Promover la proactividad del niño en lugar de que el educador le transmita el conocimiento pasivamente.
Si esto lo dicen en una charla de formación docente, lo compro, porque hay algunos puntos que todavía ni se dan del todo en la actualidad.
El rollo Montessori bebe a carrillos llenos de esto, por cierto. También Piaget y la psicología del aprendizaje; lo que te digo, una revolución para la pedagogía que tiene su efecto todavía hoy.
Bueno,
Después de (y durante) defender la importancia de la crianza y la educación natural de los niños, Russeau tuvo cinco hijos. Y los mandó a todos a un orfanato del Estado.
Uno detrás de otro.
El primer educador de un niño son sus padres, y el mayor defensor de la educación infantil de su tiempo toma a los suyos propios del pellejo del cuello y los mete en un orfanato.
Sus haters lo despellejaron vivo por esto, como te imaginarás, y en Les Confessions dice que no lo hizo por desalmado, sino por no tener medios ni estabilidad para criarlos adecuadamente.
Ni a uno solo de ellos. No sé, Rick.
Es que imagínate cómo podía ser un orfanato público en siglo XVIII francés. Salud y suerte, mi colega. Eso tenía que ser mega turbio, el Mau Mau, como diría uno que yo me sé.
Rousseau defiende una mejor educación para los niños, mientras les asegura a los suyos la peor que podrían recibir.
Y aquí vendría ahora una conclusión reflexiva y genial, que aunara lo aprendido de mi sargento primero con el ejemplo de Rousseau, pero estoy bastante chupacámaras últimamente entre lives y podcasts, así que no me apetece llevarme el protagonismo de concluir esta reflexión.
Además, así ejercitamos eso del pensamiento crítico.
¿Tú qué dices?
¿Para cambiar la realidad hay que predicar con el ejemplo o vale con marcar muy bien cómo deben predicar con el ejemplo otros?
No, no me vale con que lo pienses un ratito tú solo en tu cabeza, ¡ESCRÍBELO!
Y no me vale tampoco en esa libretita tuya que te compraste para hacerte el interesante mientras escribes en el metro, ponlo abajo en comentarios o mándamelo por correito, que siempre me hace ilusión ✨
Eso, a pensar supercríticamente,
¡Besitos volados!
🌈👆 El último live del que te hablaba👆🪅
Salve,
Cero coma me ha costado la reflexión y ahí la lanzo: En general, el que no predica con el ejemplo es un pésimo clérigo, un sotanas de la peor calaña y un predicador inconsistente.
En el caso del amigo Rousseau su jeta me parece colosal.
El tipo tuvo cinco ¡cinco! hijos re(conocidos) y a saber si alguno más des(conocido)
Y dice que los mandó a un orfanato del Estado por sus pocos medios económicos.
Los mandó al peor agujero posible y se desentendió.
¿No había otra opción menos terrible?
No sé, se me ocurre, que se los dejara a los yayos, por ejemplo.
Pues si no podía mantenerlos, que se hubiera cortado la verga.
O al menos, que la hubiera tenido a buen recaudo.
Me quedo con Kant para este comentario: Lo real es aquello que es dado en el marco de la experiencia posible. Nuestra "experiencia posible" en la Brigada Palaracaidista, se terminó con la licencia. En tu caso hace 8 años por lo que dices, en el mío hace 52 años. En los dos casos, la "experiencia posible" de lo absurdo, o no, se mantuvo sin cambios aparentes. Me temo que habrá que buscar ideas en la caverna del señor Platón. Y en ese lugar los "predicadores" tienen el campo muy limitado.
Un saludo y un abrazo de un superviviente del curso 152.