Si alguien te ha reenviado esto, tu alguien me quiere mucho. Quiéreme tú también suscribiéndote:
Estaba viendo un videoclip con nueve bailarines y me di cuenta.
Estaban todos sentados a una mesa, como con trajes del siglo XVIII, y con un traveling (creo que se llama así) de cámara iban saliendo todos y bailaban en sus sillas con una contención enfermiza. Luego, por fin se levantaban y empezaba la coreografía guay.
No sé ni qué canción era, ni cómo terminé viendo un videoclip, algo que generalmente no hago (aguante el radio star, que le peten al video killer), pero me di cuenta de la cantidad de talento que había que coordinar para sacar eso adelante.
Nueve bailarines, un cantante, claro, el equipo de grabación, el de edición, el de producción… Hasta quien hizo los jodidos trajes. Si lo piensas, es casi un milagro que existan cosas como películas de cine.
Dale un bolígrafo, ni siquiera: dale un carbón caliente a un escritor y, aunque sea escrita en la palma de la mano, te puede dar literatura. Ni eso: déjalo recitar un verso. Ya está.
He intentado pensarlo, y no se me ocurre ni un arte más agradecido que la literatura ni un arte más fácil de emprender.
Si quieres, puedes pasarte toda la vida sin bailar, sin cantar, sin dibujar, pero es bastante poco probable que alguien se pase la vida sin hablar. La materia prima de la literatura, las palabras, casi obliga al humano a convertirla en algo más.
La literatura es una consecuencia inevitable de la vida.
Fíjate tú eso.
Quizá por eso la literatura, incluso pudiendo ser, si quisiera, inmaterial, tiene lazos tan fuertes con la artesanía. Como diría aquel: «quién lo probó, lo sabe».
Hay algo de panadero, herrero, orfebre, ebanista en la literatura, depende del estilo de cada uno, pero ese transmutar lo útil en bello está ahí, ese reflejo instintivo de querer ponerse un delantal al sentarse a las teclas, está ahí.
El desafío de otros artes es muchas veces coordinar talento, adquirir material; la literatura sólo tiene la parte de necesitar coordinar las piezas que te forman, y ver qué dicen.
He escrito esto porque hoy es el Día mundial del arte humilde.
Vale, me lo acabo de inventar, pero bien podría serlo.
De hecho, lo es, lo acabamos de inaugurar. Este día se celebra escribiendo un verso, o susurrándolo, limpiándole el polvillo a las palabras para ponerlas en la vitrina de la bella intención.
Así que piensa tus palabras lindas para hoy, es importante.
Por cierto,
Hoy estaré a las 3 PM (Canarias), 4 PM (España la otra), 9 AM (CDMX), 12 AM (Argentina, Chile) charlando en directo con , la mente linda detrás de Cápsulas ágiles, y seguramente hablaremos cositas de literatura, así que pásate.
Sí, también de Palestina (5 PM), para los periodistas y el servicio secreto israelí que me leen, y también de mi vida, para los cotillas.
Te debería llegar un aviso al correo cuando empiece, así que sólo ponte una alarma y sigue el link que te envíe Substack.
¡Besitos volados y feliz día del arte humilde!
🌈👆 Escucha, escucha👆🪅
Feliz día del Arte Humilde! Me gusta el día. Deberíamos declararlo. Hoy 27 de marzo.
Verso para mí de hoy: "Mi sonrisa dibuja mi primavera".
Ala así, inventada in situ.
Buen día y a ver qué cuentas esta tarde!
X eso mola tanto escribir. En cualquier momento, en cualquier lugar... incluso sin quererlo