🍃¿Rarita y pervertida? Esa soy yo
Unos pervertidos masoquistas hijos de Satanás, liderados por una tipa rara en cuero negro, han hecho un motín armado y han tomado posesión del Miradero. Please, send help (5 mins)
Resulta que hoy vamos a hablar de BDSM.
Biblia, Dios y Santísima María 🙏✝️
Es broma, aunque molaría, quizá en otro momento, porque hay una compi por Substack (comunidad endogámica de escritores newsletteros) que tiene la news más inusualmente interesante que he visto, porque habla de BDSM.
Lo de pegarse mientras se hace guarredidas.
Con el BDSM me ha pasado como a la mayoría de gente con el metal. Desde fuera se ve al metal como unos locos, energúmenos agresivos que buscan la destrucción total, pero lo cierto es que dentro del mundo del metal he encontrado a la gente más intelectual y serena que conozco.
Pues me he dado cuenta, sin que haya tenido que venir nadie a pegarme con una fusta en el culo, de la complejidad intelectual que hay detrás del BDSM, y eso ha sido gracias a leer lo que hace
.Por eso te la he traído por aquí, porque cualquier mañana es buena para romper algunos prejuicios y evitar quedar como un cuñao en futuras conversaciones sobre el tema.
Y, si esta introducción te parece interesante, o de pronto descubres que partirle la madre a su pareja sexual es lo que te mola, para que te suscribas y sigas lo que hace, porque esta es una de esas newsletters que terminan convirtiéndose, muy pronto, en el referente de su tema.
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Un agradecimiento especial
Antes de empezar, quiero agradecer con mucho cariño a mi joven amigo Samuel Domínguez, mi anfitrión en esta ocasión y creador de Miradero. Este hombre, con su talento para transformar lo cotidiano en magia literaria, logra arrancarte sonrisas, reflexión, humanidad y un impulso irrefrenable a querer más de él en cada correo.
Si aún no lo conoces, te estás perdiendo un regalo diario lleno de ingenio y autenticidad. Gracias, joven, por este espacio y por recordarnos que las palabras, incluso las más sencillas, pueden ser arte.
Bendita rareza
Dicen que las personas que practicamos BDSM somos raras. Y tienen razón. Pero no porque llevemos una vida oscura de látigos y mazmorras (aunque a veces lo de las mazmorras suena divertido), sino porque vivimos con una libertad que pocos se atreven a explorar. Nos conocemos, sabemos lo que queremos, y tenemos el valor de pedirlo. Y si eso nos hace raras, bendita rareza.
Soy
, creadora de Sexualidades Abiertas, un espacio donde hablo del BDSM y de otras sexualidades no normativas desde la curiosidad, la empatía y el respeto. Mi misión es desmontar mitos y mostrarte que esto no es un mundo extraño y accesible solo para unos pocos, sino un camino de autoconocimiento al que cualquiera puede asomarse.Sí, cualquiera. Incluso tú.
Una experiencia para los sentidos
El BDSM no se trata de dolor sin propósito ni de sumisión vacía; es una experiencia profundamente consensuada y consciente, donde cada acto tiene un significado y cada límite se respeta. Es comunicación, es confianza, y es entender que hay formas infinitas de conectar con otra persona, siempre desde el consentimiento. Y lo mejor: esas herramientas no se quedan solo en la intimidad; te acompañan allá donde quieras.
Déjame ponerte en situación, e imagina:
Una habitación envuelta en penumbra, apenas iluminada por la suave luz de una lámpara. Estás de pie, con los nervios a flor de piel, sintiendo la respiración pausada de alguien detrás de ti. No necesitas verle; el sonido de su voz llena el espacio. «Cierra los ojos», ordena, firme, pero con un toque de ternura que te hace obedecer al instante.
Sus manos encuentran tus muñecas, sujetándolas con una firmeza calculada, mientras un lazo de cuero suave abraza tu piel. «Recuerda tu palabra de seguridad», dice al oído, y tú asientes, porque sabes que en este juego tú tienes el control, aunque parezca lo contrario. Un escalofrío te recorre cuando un toque inesperado —¿una pluma?— roza tu cuello. Es ligero, casi imperceptible, pero despierta cada centímetro de tu piel.
Sus dedos juegan con el cuero del lazo, tirando suavemente, dejándote sentir su presencia. «Respira», te recuerda, y lo haces, profundamente, dejando que la anticipación se cuele en cada fibra de tu cuerpo. Escuchas el sonido de algo arrastrándose sobre la mesa: ¿una paleta, una fusta? ¿Quizás algo más? Ese no saber, esa incertidumbre es tan excitante. De repente sientes como el contacto frío de un pinwheel, una rueda de metal con pequeñas puntas que despiertan un cosquilleo irresistible se desliza lentamente por tu antebrazo, deteniéndose justo antes de rozar tu pulso, dejando una estela de sensaciones entre el placer y la expectativa. Es el contraste entre la frialdad del material y el calor que ahora arde bajo tu piel lo que electriza tus sentidos.
El tiempo parece diluirse. Ahora te hace sentarte en una silla de madera, tus nalgas y tu espalda quieren dar un respingo y levantarse de una, pero tus muñecas aún atadas le sirven de asidero para retenerte en el frío asiento. Mientras camina a tu alrededor, observando, disfrutando de tu entrega. «¿Confías en mí?», pregunta, aunque ambos conocen la respuesta. Un leve tirón en tu cabello te obliga a levantar la cabeza, tus labios se entreabren en un jadeo involuntario. «Eso es», murmura con satisfacción y una leve y plácida sonrisa en los labios.
Sin previo aviso, sientes el primer golpe, suave pero firme, de una paleta de cuero sobre tu muslo desnudo. Es una advertencia, una promesa. El segundo golpe, más intenso, despierta un calor que se expande por todo tu cuerpo. Cada movimiento suyo está calculado: no hay prisa, no hay azar. Es un lenguaje que solo vosotros entendéis, hecho de pausas, respiraciones contenidas y miradas que lo dicen todo.
Cuando finalmente te libera, las marcas en tu piel cuentan una historia: no de dolor, sino de placer. De confianza. De entrega mutua. Te toma de la mano, susurra algo que solo tú escuchas, y sabes que, en ese momento, el mundo se ha reducido a esa habitación, a ese instante perfecto.
Una invitación
Cuando escuches la palabra BDSM, quiero que te preguntes: ¿qué prejuicio está limitando mi curiosidad? Y si decides dar el paso, estaré aquí para guiarte. En mi Substack encontrarás un espacio seguro para aprender, reflexionar y, quién sabe, tal vez descubrir algo nuevo sobre ti. Porque no necesitas saberlo todo para empezar, solo atreverte a dar el primer paso.
¿Rarita y pervertida? Esa soy yo.
Y, sinceramente, nunca he estado más orgullosa de serlo.
Mil gracias joven, de nuevo, por esta oportunidad 😘 Ha sido un placer visitar tu Faro. ¿Qué mejor lugar para ver las cosas con perspectiva?
Lo de la Biblioteca Dios y Santísima María 🤣🤣🤣🤣 me ha rozado el alma, allá donde esté. 🖤
Pues yo tengo dos espacios seguros, el del BDSM es más radical y específico quizá, para empezar a explorarse. Pero en mi espacio de Terapia a escena, encontrarás algo más variado y un modo de explorarte menos radical, aunque he empezado hablando de relaciones, también hablaré de sexología y sexualidad, así que será un placer que me visites cuando quieras ☺️