🍃Seiscientas palabras de Alegoría
Hoy no me apetece hablar, sino escribir. Así que te uso de excusa y taller para practicar una descripción congelada barroca.
Una flauta de caña se interrumpe y deja sin baile al monte en lo último de la tarde. Justo cuando la noche quiere ser llamada, justo cuando el secreto invita al encuentro del amor licencioso, calla la flauta y un pudor de cristal irrumpe en lo nacido para ser rústico y salvaje.
Un pequeño fauno se aparta de los labios la caña, lo mismo que quita la vista del dedo que le reprende desde los rubios preceptos del cielo; desnudo el cuerpo que no conoce el polvo, un ángel rosado, rechoncho, que viaja a lomos de una vaca ornamentada.
—¡Esos colores! —piensa—. Esas margaritas, claveles y flores silvestres que le adornan el cuello a tu montura, no os pertenecen. Más son insulto que engalano, más es imperio del cielo, más es expolio del monte que ofrenda y halago a la vista.
A su lado, un árbol vacío, donde reposaba el amo la espera de la noche, y ni siquiera la cabra que le hace cómoda con su cuerpo la incomodidad del tronco, ni siquiera ella, alegra el gesto con la llegada de los celestes; antes, más lo hunde y humilla al suelo, como queriendo combatir con tierra viva la cercanía de las flores que han rociado en la cintura de su amo. Ramo disperso que le censura lo censurable más allá del ombligo, donde el hombre se hace bestia y tiene peligro.
Desnudo el torso, como siempre lo quiso el mundo, los recibe el hombre fauno; la cara sufrida, villana, que le dio la vida, amarga en soledad, cuando está alejado del son y de los que vienen a bailarlo al monte; amarga ahora en su compañía forzada.
—Hasta cuánto más —piensa.
Y, con una rabia cansada y muda, que sólo se deja hablar en un gesto bronco, acepta la corona de flores; acepta que su perfume le falsee el aroma de las ideas y el cuerpo. Al fin, con ambas respuestas tan cerca de sí: toma, otro día más, antes con la derecha la máscara, que se le ofrece, que con la izquierda las flechas de la represalia.
Asomado a su hombro, el pequeño mestizo, ese mismo que le acerca la máscara de porcelana y rubor casi hasta el rostro, es el primero en perderse en lo que ve de sí, allá en el reflejo. Y un brillo de lágrima se descubre diferente a su hermano jinete y a este otro blondo que le enfrenta el espejo al fauno. El pequeño alado, con el arma del reflejo propio, inmensa para su tamaño, cargada al hombro, busca la mirada del fauno, anhela ver en sus ojos el asombro de parecerse, de ser flor sin raíces, tallo sin tierra, color sin vida.
Pero él, el fauno, la mira a ella, todavía.
Una última mirada alzada le anega los ojos en sombras y, con disgusto, sin ver otra cosa que ella, se encamina la máscara al rostro.
No habla.
Con revoloteo de ángeles, ha descendido en vuelto de ganso y, en posándose sobre la peña, vestida, insulto último este a la naturaleza, no dice, sólo le señala el espejo del pequeño, lo mismo que no hay pastor que converse una orden con su rebaño.
Le comanda que se pierda en el hecho de verse enmascarado y semejante a sus flores y joyas; pronto, también a la tela que le cubre; pronto, también a lo raso del rostro y a los cabellos trenzados; pronto, a esa sonrisa blanda, represa de una peor amargura que la suya, disfraz de lozanearía mórbida y buen tono.
Así, el espectáculo del cielo doma el alma del monte.
Siempre había visto este cuadro al revés de lo que cuento hoy.
Siempre lo vi como que los putti y la diosa venían a quitarle la máscara al fauno para que se viera tal cual es en el espejo: mostrarle su verdadero yo que trata de ocultar. Pero, mientras escribía, la presencia de las flores me ha cambiado sin querer la interpretación, y así ha quedado:
Un fauno forzado a engalanarse para ser semejante.
Aunque, en general, y por la posición de las manos del putto que he llamado mestizo, quizá tenga más sentido la otra interpretación.
Esta obra se llama Alegoría (c. 1675) de Luca Giordano y es mi cuadro favorito de la Galería Nacional de Victoria, en Melbourne. Pero, la última vez que fui, antes de volverme de Australia, ya no estaba en exposición.
La pintura es inmensa, casi dos metros y medio cuadrados.
Hacía tiempo que quería hacer algo con ese dicho de «una imagen vale más que mil palabras», pero me han salido seiscientas y tampoco quería forzar la película.
Si tienes alguna foto o cuadro que te gustaría que usara de ejercicio, pásamela ✨
¡PERO!
Antes de que te vayas: el Segundo Acto de Antes de rendir el alma va a empezar PRONTO, y sólo te quedan dos días para poder contribuir en la creación del nuevo personaje.
Es un proceso que está guay, entra aquí, que te cuento mejor.
Los besitos volados de hoy te los mando por allí~
(sí, chantaje besatil, así soy⛈️⛈️)
La imagen que quiero pasarte no puede ser sino esta: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/5/5d/El_milagro_de_Empel.jpg/1280px-El_milagro_de_Empel.jpg
Perfect timing, además.
Estupendo cuadro de Giordano. A mí me cuesta decidirme por una obra suya.