🍃Un día bonito para el niño que fui (y para la pobre madre que me aguantó)
Perdoncín, mamá (3 mins)
Si alguien te ha reenviado esto, tu alguien me quiere mucho. Quiéreme tú también suscribiéndote:
Cuando era pequeño mucha gente pensaba que era tonto.
Otros que era ruin y escurridizo; esos creían que era muy listo, pero que utilizaba toda mi inteligencia para la 👹 m a l d a d 👹, y no para hacer los muy importantes deberes que me mandaban.
He dicho por aquí —ya desde el segundo correo que envié en Miradero: Uva no se escribe con B— que fui un estudiante nefasto desde muy pronto. Y con «muy pronto» me refiero a que, ya en cuarto de primaria, me empezaron a llamar «el niño que suspendió hasta el recreo».
Creo que en la ESO se tenían unas doce asignaturas, pues era bastante normal que suspendiera diez; todas excepto Educación Física y Religión. Jesusito estaría orgulloso.
Desde luego que repetí curso, una vez, pero podría haber repetido al menos tres.
Ese año me había hecho muy amigo de las dos repetidoras de clase. Obviamente, me gustaba una de ellas. Recuerdo el nombre, pero apenas su cara. Acabo de caer en que uno de los personajes de Caminos de vuelta se llama así, por pura casualidad o puro inconsciente.
—Pero sabes que ahora tienes la maldición del repetidor, ¿no? —me dijo.
—¿Cómo?
Las repetidoras intercambiaron una mirada. Mi amigo y yo nos miramos también, sonriendo, gustándonos cómo sonaba la palabra maldición en esos labios. Debería preguntarle si a él también le gustaba alguna de las dos.
Las repetidoras se rieron y nos dijeron:
—Nosotras nos hicimos amigas de las repetidoras el curso pasado, y repetimos —dijo una.
—Si te haces amigo de los repetidores, repites. Es la maldición del repetidor —la otra.
Pues repetimos, así que era verdad. Las maldiciones existen, por si quieres hacerte una curita de aura o lo que sea que creas conveniente.
Mi madre al principio se enfadaba mucho cuando llegaban las notas, luego ya sólo lloraba. Supongo que imaginándose que su hijo no conseguiría sacarse la ESO, y a saber luego qué con él.
Claro que poco después la cosa cambió.
Si llevas tiempo en Miradero ya deberías saber que al final hice carrera, máster, cosas y que ahora soy profesor de universidad. La cuestión es que una lectora,
, es psicóloga y trabaja con adolescentes ruines y escurridizos, y me dijo que por qué no me pasaba por su podcast Me duele el cerebro para charlar sobre mi historia.Así que sí.
Oficialmente, soy coach de adolescentes en apuros y otros seres descarriados varios.
Si quieres conocer ese trayecto de suspender diez asignaturas, pasar a tener media de sobresaliente, meterme en la mili y ser profesor de universidad, se ve/escucha aquí:
Cuidado, si eres un adolescente, vas a quedar profundamente motivado por mi maravillosidad.
¡Besitos volados!
P. D.: La de arriba es una charla en la que no hago nadita de promo, así que vamos a solucionarlo recordándote que dejes tu reseña en Amazon, si ya te has leído Caminos de vuelta.
Y que lo compres, si no 🐵
Lo escuché, pero tendré que revisarlo de nuevo. Todavía estoy en ese lugar de entender lo que escucho a medida que sucede, pero no tengo ningún recuerdo al final. Qué frustrante, sin embargo, recuerdo el punto de discusión sobre la rueda del hámster. Tal vez porque la palabra es casi mismo como la de inglesa. 😂. O tal vez porque es un tema interminable en el que pienso. So hamster wheel-like of me.
Gracias Samu 💙🫂
Pd: Jesusito está orgulloso 😌✨