🍂¿Y qué se escribe al otro lado?
El problema es siempre pensar que hay una sola historia (4 mins)
El problema es siempre pensar que hay una sola historia.
Ni siquiera una sola verdad: una sola historia o, peor, dos que se enfrentan en un pulso único por la autenticidad. Dos historias llamadas a acoger, bajo ellas, dos facciones que se enfrentan en un pulso único por la supervivencia.
Dos historias inapelables para los contadores de la historia de su propia facción. Eso parece ser.
Tengo un pasaporte de servicio, eso es un pasaporte que dice que trabajo para el estado de España en el extranjero. Lo dice explícitamente. Cuando se lo enseño a un soldado o un policía, generalmente se las pela, porque, aunque explícitamente, lo dice en español. Me compara la barba con la barba de la foto y marchando.
Una vez, un soldado pelirrojo, bajo y lechoso, arrugó la cara; la barbilla baja, como con ganas de escupirse toda la bilis encima. El otro día, al enseñárselo, un policía se puso firme y me saludó marcialmente. Delante de una fila de palestinos, que también cruzaban el checkpoint, y que me miraron como si fuera primo de Netanyahu.
Hace un tiempo quise un amigüito israelí, para preguntarle cosas, lo pedí como el que pide un hermanito a mamá, pero aquello salió muy diferente de lo que esperaba, algún día te lo contaré.
La historia incluye mujeres con uniforme, fusiles y uñas pintadas de rojo.
¡PERO!
Hoy no es el día, porque me he dado cuenta de que no necesito un amigüito israelí para preguntarle ciertas cosas, porque, de momento, les puedo preguntar a sus poetas.
Semanas atrás te traje unos poemas de Fadwa Tuqan y Mahmoud Darwish, poetas palestinos. Y, si ya existe una frontera física, cultural y bélica, ¿a qué reproducir esa misma frontera, en Miradero, literariamente?
Así que te he traído dos poemas, jodidamente reveladores, de Yehuda Amijai (1924-2000).
Si alguien te ha reenviado esto, tu alguien me quiere mucho. Quiéreme tú también suscribiéndote:
Dios todo misericordia
¡Dios todo misericordia! Si tan lleno de compasión Dios no fuera, La misericordia se extendería por el mundo y no en Él solamente. Yo que he recogido flores en los montes y fui a indagar por todos los valles, yo que he traído cadáveres desde las colinas, puedo decir que el mundo se encuentra vacío de misericordia. Yo que fui el monarca de la sal a orilla del mar, de pie, indeciso junto a la ventana, ya que he contado los pasos de los ángeles, cuyo corazón ha sostenido penosas cargas en terribles contiendas, ya que me satisfago con una pequeña porción de los términos del diccionario. Yo que me veo obligado, aunque no lo desee, a descifrar enigmas, sé que si Dios no estuviera lleno de misericordia la misericordia se expendería por el mundo y no en Él solamente.
Judíos en la tierra de Israel
Olvidamos de dónde venimos. Nuestros judíos nombres del Exilio nos delatan, traen de vuelta la memoria de flores y frutos, ciudades medievales, metales, caballeros que se volvieron piedra, rosas, especias cuyo aroma se desvaneció, piedras preciosas, mucho rojo, artesanías que desaparecieron del mundo (las manos desaparecieron también). La circuncisión nos lo recuerda, como en la historia bíblica de Siquem y los hijos de Jacob, para que sigamos doliendo toda la vida. ¿Qué hacemos regresando aquí con este dolor? Nuestros anhelos se drenaron junto con los pantanos, el desierto florece para nosotros, y nuestros hijos son hermosos. Incluso los restos de barcos que naufragaron en el camino llegaron a esta orilla, incluso los vientos lo hicieron. No todas las velas. ¿Qué hacemos en esta tierra oscura con sus sombras amarillas que perforan los ojos? (De vez en cuando alguien dice, incluso después de cuarenta o cincuenta años: «El sol me está matando».) ¿Qué hacemos con estas almas de niebla, con estos nombres, con nuestros ojos de bosque, con nuestros hijos hermosos, con nuestra sangre inquieta? La sangre derramada no es la raíz de los árboles, pero es lo más parecido a raíces que tenemos.
Yehuda Amijai
יהודה עמיחי
Si quieres leer más de mis batallitas por Palestina están todas aquí
🌈👆 Ahí hablo bastante de Palestina con Raúl Calderón👆🪅
“El problema es siempre pensar que hay una sola historia.
Ni siquiera una sola verdad: una sola historia o, peor, dos que se enfrentan en un pulso único por la autenticidad. Dos historias llamadas a acoger, bajo ellas, dos facciones que se enfrentan en un pulso único por la supervivencia.”
Es muy importante recordar. Hay tantos lados de cualquier historia, ¿qué partes te importan? Tu experiencia individual dictará.
Estoy usando esta idea para navegar por las conversaciones difíciles que tienen que suceder donde estoy ahora. Difícil porque, sí, la vida de las personas está en juego. ¿Pero no lo son siempre? ¿Cuándo reconoceremos que no estamos viviendo en un mundo hipotético?
Pero aparte de las historias e historias más profundas, intrincadas, que necesitan ser desplegadas, pienso en ejemplos tan simples como pedirle a un miembro de la familia que describa una experiencia compartida no controvertida. Estábamos todos allí, ¿verdad? Pero, ¿cuántas versiones de la historia hay? Y cuántos se consideran "correctos" y cuántos se invalidan por cualquier motivo.
Una de mis novelas favoritas es la Biblia de Poisonwood de Barbara Kingsolver. Una historia de un ministro estadounidense que lleva a su familia a África para iniciar un misionero, y es contada en capítulos por cada miembro de la familia, desde el niño de cinco años hasta el padre cuya misión era.
Es una historia trágica, por supuesto, de colonialismo y cualquier otra cosa que venga de ese fervor religioso para convertir los"paganos" que no entiendes, cultural o espiritualmente o de otra manera.
Hasta el día de hoy tengo un recuerdo claro de llegar al capítulo escrito con la voz del niña de cinco años, después de leer un capítulo en el mismo incidente por un miembro mayor de la familia.
Y solo sentirme poderosamente conmovido por este sentimiento de pérdida... Que es tan imposible ver las cosas desde todos los lados correctamente si no entiendes la experiencia de la otra persona con la cosa. Al leer la novela, tuve la sensación de que ningún personaje estaba realmente de acuerdo con ningún otro sobre la experiencia compartida. Pero no estaban de acuerdo porque no podían comunicar adecuadamente sus experiencias entre ellos. Todos estaban sufriendo solos en sus propias prisiones. Bloque de comunicación.
¿Quién iba a preguntarle a la niña de cinco años qué estaba pensando y por qué tomó las decisiones que tomó? Nadie. Pero en la novela, la forma en que se reveló la perspectiva de ese niño, me conmovió mucho. Todos necesitamos preguntarle a la persona que menos creemos que está calificada, tanto como a los demás, "¿en realidad, cómo te está afectando esto?"
Eso es todo lo que puedo decir ahora. Hablo de novelas porque no puedo hablar de ninguna otra manera en este momento. Gracias a Dios por la ficción.
Buenas noches.
Y gracias por compartir los poemas del otro lado.
No puedo estar más de acuerdo contigo amigo, el problema es pensar que uno tiene razón y que otro no o que, incluso, sólo hay dos versiones de una misma realidad, cuando puede haber tantas como personas que estén dentro de ella.
Me ha removido muchísimo el primero, pero también he conectado con la realidad del segundo.
Mira que me vas a reconectar con la poesía de nuevo!