🍃Dios mío, dame la muerte o la verdad
«Ya es tiempo de alzar el entendimiento y voluntad destas cosas peresçederas y ponerle en donde nunca ha de haber fin mientra Dios fuere Dios». (8 mins)
Cuando tenía quince o dieciséis años, de camino a mi casa, me encontré tirada en la calle una cruz de plata con un Cristo. Medianita, del tamaño de dos dedos, quizá.
Me la guardé.
No sé por qué, pero esperé a subir hasta mi casa. Fui al baño de mis padres, supongo que porque era el único con vista a la calle, y le doblé los brazos a la cruz hasta deformarla todo lo que pude.
Luego la tiré por la ventana.
Era un adolescente bastante enfadado con las cosas que le enfadan a un adolescente, pero nunca me he olvidado de aquello.
Ahora, con una relación diametralmente opuesta con la idea de Dios y las religiones a aquel retorcedor de cruces que fui, me sigo acordando de aquello tal vez una o dos de cada tres veces que veo una cruz.
Cuando voy a la Iglesia del Santo Sepulcro, los sábados que estoy en Jerusalén, también.
—Ahora que vas a Jerusalén y vives en Palestina, ¿ya crees en Dios o sigues siendo ateo? —me ha dicho una amiga hoy.
Una de esas amigas cometas de las que tienes un buen recuerdo y ahora ya sólo aparecen cada tantos años para revivirte la nostalgia, o tú apareces para revivírsela a ella.
La cuestión es que, probablemente después de los veinte años, ya nunca me consideré ateo, pero ella, muy católica, está en su derecho para igualar no tener religión a ser ateo.
Y más cuando no explicas en qué crees.
Pues hoy me he dado cuenta y se lo he explicado, en un audio, y he dicho: coño, Miradero.
Uno de mis primeros posts, Soy romano de religión, habla sobre mi relación con las religiones; Las pecas de Dios, mete la patita en cómo entiendo a Dios, pero nunca he dicho explícitamente en qué creo y he creído.
Que esto sirva de respuesta no dada a mi alumna de quinto grado en Jerusalén.
Después de profanar cruces y cuando me di cuenta de que aquello de «la religión es el opio del pueblo» era una protesta anacrónica, y que el opio del pueblo ya hacía mucho que había hecho rebranding, pensé que autodenominarme ateo era minimizarme a algo con lo que no me identificaba.
Así que pensé: si no soy ateo, entonces, qué coño soy.
En aquel momento yo ya no negaba la existencia de un dios, tibiamente, quizá creía que había alguna fuerza en el Universo y tal, así que necesitaba buscar algo entre eso y el ateísmo.
Quizá a alguien se le ocurra decirme «Ah, entonces eres agnóstico, como yo».
La cuestión es que agnosticismo no significa ese haberlas haylas teológico de «yo creo que algo hay, pero no sé el qué», como mucha gente piensa.
El agnosticismo defiende que el conocimiento de lo divino es inaccesible al entendimiento humano y yo, que por aquel entonces ya me empezaba a importar lo que de verdad significan las palabras, no me iba a autodenominar algo que realmente significara eso.
Así que hice lo que suelo hacer en esta clase de vacíos: inventarme algo; un cuento, una palabra o lo que sea, y me hice:
Parateo
Ninguna genialidad, básicamente uní para- (más allá, del griego) y teo, alguien más ha tenido que hacerlo por ahí.
En mi caso, el parateísmo significaba que me era irrelevante la existencia o no existencia de Dios, simplemente hacía mi vida sin prestarle atención porque, si no existía, pues ya fue, y, si existía, el mero hecho de su existencia no tenía por qué obligarme a su adoración.
Podía existir y a mí seguir dándome igual, lo mismo que otras tantas cosas que existían y me daban igual.
Existe el fútbol y no le rezo, pues eso.
Los diez años siguientes estuve cómodo bajo ese paraguas. Nunca hablé demasiado de mis ideas, ni pretendía hacer proselitismo parateísta, hasta que en algún momento, me imagino que como parte de un proceso de desarrollo, esa idea también se fragmentó y me dejó de servir.
Lo que nos lleva al presente, aunque no he creado una etiqueta para eso, quizá ya no me hagan tanta falta como hace diez años, pero, por respetar el orden textual, llamémosle…
Anateo
Suena mejor que phanteo o pseudoteo y tiene esa idea de movimiento ascendente que me gusta.
Actualmente creo que Dios, en todas las religiones, es una metáfora.
De hecho diría que es La metáfora, esa representación última de la excelencia. Todas las religiones, hasta donde conozco, que es poco, hablan de la idea de unirse con Dios, ya sea una unión paradisíaca (la triada judía, cristiana y musulmán, pero también la nórdica o la egipcia) o una unión iluminatoria como el hinduismo y el budismo.
Grosso modo, creo que la idea de Dios es la metáfora de la máxima proyección que puede alcanzar un humano. La imagen que, si todos cumpliéramos, no haría mejor la humanidad, sino que la haría inmejorable: el punto de perfección como especie.
Entendida perfección en su sentido etimológico: completo, terminado, sin un estado más allá.
Básicamente creo que el destino último y deseable de la humanidad es convertirnos, cada uno de nosotros, en dioses o seres iluminados, y que todas las religiones nos llevan hablando de ello durante toda la historia, pero hemos mirado al dedo en vez de a la Luna.
A mí, verlo así, me elimina la queja (profundamente infantil) de algunos ateos hacia un dios que permite el mal, igual que me impide ese abandono ingenuo de algunos creyentes a lo que Dios disponga.
Si tú eres un proyecto de Dios, no puedes elevar responsabilidades, de ti depende todo, y sólo te queda hacerte cargo de la humanidad, o dejarla morir.
Lo de «convertirse en un dios» se podría ver como un ansia desde la soberbia o el anhelo de imortalidad, algo así, pero, de nuevo, eso es el dedo y no la Luna. La soberbia no es una de las virtudes de Dios, así que, una persona que tratara de llevar a cabo ese ascenso por una cuestión ególatra, necesariamente habría de fracasar.
Cosas del directo: me he mareado mucho, nivel casi me caigo al suelo, después de escribir esto. Eso me convierte, acaso, en el…
¿¡SAN JUAN DE LA CRUZ ANATEO!?
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿A dónde ha de viajar tu pueblo mirandero en una noche oscura con ansias en amores inflamada…?
O quizá sólo sea un tumor cerebral.
Pues eso,
La cosa es que, desde esa perspectiva, me voy guardando piecitas de distintas partes y, poco a poco, me creo una composición de lo que parece que va esto de vivir. Y, ante la duda, elijo a la más teológicamente afín a lo que creo que tiene sentido, sin querer o intentar llegar a la verdad.
—El siguiente paso a creer que has descubierto la verdad, es imponerla —dijo mi profesor de filosofía en la carrera y me lo creo hasta hoy.
Así que sólo aprendo y voy eligiendo lo que más me convence.
Por ejemplo, el cristianismo te dice que deberías seguir a Jesús, pero también te dice que tú no puedes ser Jesús, así que, como eso no me vale, me quedo con la versión oriental que dice que todos podemos llegar a ser Buda, porque tenemos un Buda dentro (el cristianismo también dice que, con la resurrección de Cristo, todos los humanos tienen dentro un poco del Espíritu Santo, pero te chapan la versión premium, ¿quizá para que los reyes medievales frenaran la pata? Nu sé), así me voy haciendo un mosaico raro de cosas que para mí tienen sentido y que, además, me deja disfrutar de todas las religiones y escucharlas con interés.
Pero es sorprendente cómo, por mucha arqueología que hagas, los grandes mensajes siguen siendo equivalentes, y tiene sentido, porque sin importar la civilización y la religión, el humano sigue siendo el mismo, con idénticos problemas y necesidades.
Otro ejemplo:
Primum non nocere, lo primero es no hacer daño.
Esto lo dijo Hipócrates y Jesús y Buda y cualquiera con dos dedos de frente. Porque generalmente todo lo que se me ocurra, ya se le ha ocurrido a alguien hace tres mil o seis mil años, así que es un trabajo sencillo, más de recolector que de compositor.
¿Está todo inventado? No, pero todas las nubes se parecen.
Y bueno, esto es un tema largo, pero mejor dejarlo, que lo mucho cansa.
Ya veremos en qué me tocará creer dentro de diez años.
¡Besitos volados!
P. D.: Un apunte desde mi nivel A1.0,0001 de árabe: me gusta la etiqueta de anateismo más que la de phanteísmo o pseudoteísmo, porque ana, en árabe, significa yo.
P. D. 2: Eso del título se lo hace decir Benito Pérez Galdós a Electra en su obra de teatro y el subtítulo es un fragmento de El viaje de Turquía.
Y te dejo por aquí los otros posts, que te cité durante el texto, relacionados con esto:
Es agradable escuchar tu historia. Usted hace algunos puntos interesantes. Es genial que estés interesado en cómo tus pensamientos al respecto podrían seguir evolucionando.
Solo estoy dejando una religión en la que nací y crecí, e hice la mía como adulto. (Me he estado haciendo adulto [“adulting” en inglés, como verbo] por un tiempo).
Dediqué mucho tiempo a mi vida de la iglesia a lo largo de los años, y ahora que me despido me siento un poco perdido, pero no en lo que creo o en tomar la decisión, solo que dejar una comunidad es difícil.
Todavía estoy en el espacio de tratar de averiguar qué diablos creo ahora. Nunca pensé que estaría en este lugar porque siempre pensé que la forma en que me criaron estaba bien y que la religión que me dieron tenía sentido y era lo que seguiría para siempre. Hasta que dejó de tener sentido.
Nunca he sido de los que hacen proselitismo, pero tampoco tuve miedo de hablar de mi fe y de cómo la viví. (Soy introvertido, la charla trivial es difícil. Curiosamente, he tenido muchas conversaciones mutuamente atractivas sobre asuntos pesados... lo que significa que no creo que esté dando conferencias, me importa la conversación bidireccional.)
Hasta ahora, en mi replanteamiento de las cosas, creo que todas las religiones tienen un núcleo de verdad, pero definen cómo llegar a esa verdad desde diferentes puntos de vista y se centran en diferentes formas de llegar a un resultado similar.
No creo que Dios, o lo que sea esta entidad unificadora, sea una persona, y mucho menos una persona masculina, así que realmente desearía que hubiera una manera de describirlo sin antropomorfizarlo como "Padre". Mi (antiguo) religión enseña "Padre-Madre", que es un poco mejor, pero ahora simplemente no pienso en un "espíritu guía parental" tanto como pienso en una "fuerza energética".
Me estoy reconstruyendo y cambiando de marca espiritualmente y es difícil, pero estoy emocionado por explorar por mi cuenta y ver cómo evolo en el tema. Lo que sé que no cambiará es mi amor por todas las cosas y mi deseo de expresar y compartir alegría con el mundo.
¡Lo siento si mi comentario es demasiado largo! Siempre me interesa ver cómo ve la gente sobre este tema. Estoy pensando mucho en ello durante esta transición.
Alguien va a tener que hacer el chiste inevitable, y parece que voy a ser yo (cosa rara)... ¿Te dejaste el parateísmo en la misma época que el paracaidismo? 😅
Ahora en serio. Me gusta mucho tu independencia y pensamiento crítico, al mismo tiempo que abierto y respetuoso, en estos temas. No se ve muy a menudo, y es refrescante.
¿Conoces el panteísmo? Yo creo que, si tuviera que escoger algún -ismo para explicar mi visión de Dios, sería este. Dice la sacrosanta Wikipedia: "El panteísmo es una concepción del mundo y una doctrina filosófica según la cual el universo, la naturaleza y la deidad que los monoteístas llaman Dios son idénticos. El panteísmo no estipula a un ente como Dios, sino que la ley natural, la existencia y el universo (la suma de todo lo que fue, es y será) se representa por medio del concepto teológico de lo que las religiones llaman «Dios»."
Aunque yo tampoco acabo de abrazar ninguna definición, porque el sufijo -ismo me suele dar escalofríos. 😬