🍃Los nudes de las palabras
Es verano y la gente empieza a ahorrar en ropa para salir a la calle. No va la cosa hoy de hablar de la carne, decencia y tal; me voy a Palestina, pero no soy musulmán. Te cuento bien en seis minutos.
Cuando vivía en Madrid me buscaba la forma —como todo madrileño, castizo o prestado, que se precie— de huir de la ciudad en verano. Lo tenía fácil cuando estudiaba, pero los años en los que trabajaba aquí me tuve que joder.
Igual que me estoy jodiendo ahora.
En estos días de vuelta a mi casa postiza inflamable en verano me he dado cuenta de dos cosas importantes, a saber:
1. Soy el único hombre que usa cholas en la calle (esto es: chanclas, en español aburrido). Está permitido usar sandalias, alpargatas, cangrejeras, crocs… Pero cholas, las del dedo gordo separado, no. Esas reservadas sólo para mujeres.
Otro apunte sobre esto: muuuchos pibes jóvenes llevan sandalias con calcetines. Hasta en eso nos conquistaron la cabeza los guiris.
2. Con lo de ahorrar en ropa, que te decía arriba, he visto mucha gente tatuada.
Esto no es ninguna novedad, pero espera que te lo preciso un poco:
Mucha gente con una palabra solitaria tatuada
Generalmente en la misma zona: entre las clavículas, bajo el cuello. Un tatuaje que pusieron de moda los traperos y otras gentes de bien.
Y esto me interesa porque, como te he dicho cuarenta y ocho veces en un mes, me gustan mucho las palabras.
Son mi cosa.
Así que ahí estaba yo, en un asiento del metro, con una chica sentada delante, y yo mirándole muy fijo el tatuaje que tenía sobre el escote:
UNFORGETTABLE
Estuve un rato así, la mano apoyada en el mentón a lo esculpido por Auguste Rodin, dejando que las cosas fueran haciéndome clic en la mente, hasta que me di cuenta de lo fácil que podía malinterpretarse aquello e hice como que miraba otra cosa.
No miro tetas, miro palabras, señora
Tatuarse palabras tampoco es que sea nuevo: nombres de personas, nombres de ex (no es lo mismo que lo anterior), letras en los dedos...
La diferencia con esto es que antes se intentaba mantener una estética artística con la palabra: buscabas tatuártela con una tipografía bonita o como escrita con pluma, algo guay.
Ahora es totalmente lo contrario: se pretende que la tipografía sea lo más plana posible, cerca a la clásica de las máquinas de escribir.
Hasta en eso se aparta de los tatuajes de caracteres japoneses o chinos. En el ideograma hay algo artístico, lo mismo que en una escritura caligráfica.
En la letra plana se desecha justamente eso: todo lo artístico.
Ahora me tocaba pensar un porqué para este rechazo a la floritura, así que, mientras tanto, me dediqué a la búsqueda de tatuajes similares, por pillar más inspiración.
Vi a un chico con «FEEL», a una chica con «AMOR», a otra con «JERÓNIMO» (esta entraría en la categoría de nombres, pero me gusta pensar que realmente es el grito «¡Gerónimo!» de los paracas yanquis cuando saltan) y, mi favorita, «COCIDO».
Y todos con esa tipografía vaciada.
Simplificando, vamos a decir que las palabras tienen dos partes: significado, el concepto que representan, y significante, la secuencia de letras que la forman; o sea: A + M + O + R.
Esta moda ha desechado tratar de representar un significado utilizando elementos artísticos, como podría ser tatuarte a Diógenes con un farol para representar la honestidad, a representar directamente el significante: Honestidad.
Cada uno tendrá una (o ninguna, que tampoco hace falta) razón para tatuarse una palabra aislada y totalmente limpia de rastro estético; el equivalente de tatuarse una roca o un trazo de pintura en vez de un monumento o un cuadro.
Lo que parece claro es que se trata de una simplificación absoluta del concepto, y no puedes simplificar más un concepto que a su propia transcripción.
La cuestión es paradójica porque, para un escritor, las palabras son útiles en cuanto su función de acotar la realidad, son una excusa, porque la literatura no va de palabras, lo mismo que la arquitectura no va de hormigón:
Va precisamente de lo que está detrás de las palabras
Si cualquier disciplina artística consiguiera transmitir ideas sin necesitar de un medio físico, por ejemplo, por telepatía, probablemente mataría su disciplina en ese preciso instante, porque las artes son una forma de traducir el pensamiento y la realidad con herramientas que nada tienen que ver con lo traducido.
Utilizas un artificio para mostrar una verdad y, si puedes mostrar la verdad sin necesitar el artificio, el artificio se vuelve inútil.
Lo mires por donde lo mires, la palabra amor no puede tener menos que ver con el sentimiento de amar o la palabra mesa con una mesa. Si en vez de decir te amo pudiera transmitirte mi sentimiento de amor, ¿para qué coño iba a usar palabras?
Pero no podemos, así que hay que buscar diferentes formas de transmitir ese sentimiento hasta que des con la adecuada.
Entonces,
Intencionadamente o no, esos tatuajes, al querer simplificar el concepto a lo más absoluto, se convierten en una celebración de la materia prima, de la palabra.
Y creo que eso es una pasada.
Ahora, puedes ir en paz.
¡Besitos volados!