🍂Me fuerzan a ser periodista
Una vez quise ser periodista, luego se me quitó. Pero ayer pasó algo que debería ser contado y, si no lo cuento yo, no te vas a enterar nunca. Y no es justo. (4 mins)
El otro día expliqué por qué no creo en la no ficción.
No es que crea que no exista, sino que pienso que muchas veces se usa, indiscriminadamente, para etiquetar cosas que a mí no me parece que lo sean.
Dije que, incluso lo que escribo aquí sobre Palestina, aun habiendo sucedido de verdad todo lo que cuento, para mí es ficción.
Aunque si quieres hablar más de ese tema, es en los comentarios del otro post (o me puedes escribir, si te apetece una conversación sin espectadores: samuel@sdominguez.com), pero hoy voy a intentar hacer el primer post de no ficción sobre Palestina.
Porque lo que ha pasado se merece que no lo novele ni le meta metáforas ocurrentes de por medio.
Ayer, 26 de noviembre, el ejército israelí entró a la fuerza en el campus de la Universidad de Birzeit.
Derribaron la puerta oeste del perímetro y, después de reducir, esposar y confiscar los teléfonos del personal de seguridad, irrumpió en el campus una sección de soldados y guías caninos; unos treinta efectivos junto a seis vehículos militares.
Entraron al edificio del Consejo Estudiantil, forzaron cuatro puertas internas en su inspección de los contenidos del edificio y arrestaron a los estudiantes Amro Kaid y Hassan Saleh.
Esta es la vigesimotercera incursión del ejército israelí en la universidad desde 2002, superando, el número de estudiantes detenidos, los ciento cincuenta.
La respuesta del Consejo Universitario ha sido:
«Estas violaciones y ataques no disuadirán a la universidad de continuar su marcha y su esfuerzo por desempeñar su función académica, social y humanitaria».
A su vez, el profesor de lengua española en la universidad ha dicho:
Si te soy honesto, me planteé bastante si publicar o no lo que ha pasado.
De vuelta de la universidad a casa, estuve pensando como cuán conveniente era que hablara de esto.
Yo tengo mi propia opinión de todo lo que está pasando en esta parte del mundo, y, si no la digo, es porque es irrelevante lo que yo piense o deje de pensar.
Ya hay suficiente gente con la cabeza metida en el culo y gritándose bien fuerte dentro su opinión, no hace ninguna falta que me sume yo también.
Pero esto no es una opinión, esto ha pasado de verdad.
En ese camino de vuelta a casa, me di cuenta de que el único motivo que podía tener para no contarlo era el miedo a las consecuencias que, hacerlo, pudiera tener sobre mí, persona humana.
Y esa es una cobardía a la que no me apetece acostumbrarme.
Así que ahí está la información, explicada lo semánticamente más neutro que he podido sin que llegase a sonar como un reporte de Tarzán.
Haz tú con ella lo que veas.
Si quieres leer más de mis batallitas por Palestina están todas aquí
gracias
Wow Samu, está claro que no es lo mismo saberlo que sentirlo. Me encantó la frase del final, acostumbrarse al miedo da mucho miedo. Ánimo lindo💪🏻😽