Hay historias que uno no lee, sino que habita. La tuya es una de ellas. Ese cigarro sin carmín, ese “Esh yahellu” como contraseña compartida, ese guaxi detenido en el calor y la ternura: todo resuena como una plegaria laica en medio del tráfico.
Me has recordado que a veces no entendemos del todo la lengua, ni el lugar, ni el miedo… pero sí entendemos una mirada, una risa compartida, una bendición sin dogma.
Gracias por escribir desde donde duele y desde donde nace la esperanza. Te leemos.
Preciosa lectura ♥️
Gracias, amiga ❤️
Me da a mí que ese Dios metafórico tuyo no es tan metafórico, si repartes amor en su nombre... 😌
Estos relatos me dejan siempre una mezcla preciosa de aromas por dentro. 🙏
Qué mala eres siempre sabiendo ser tan observadora con tus comentarios, jajaja ❤️
Y sólo por esos aromas, merece la pena seguir escribiendo 😊
Me encantan estos diarios ☺️ al final aprenderemos árabe contigo 😅 (ni de coña, me parece complicadisimo) 💭🙄
Jajajaja, si lo consigo, al final soy mejor profesor de lo que pensaba 🐵
Hay historias que uno no lee, sino que habita. La tuya es una de ellas. Ese cigarro sin carmín, ese “Esh yahellu” como contraseña compartida, ese guaxi detenido en el calor y la ternura: todo resuena como una plegaria laica en medio del tráfico.
Me has recordado que a veces no entendemos del todo la lengua, ni el lugar, ni el miedo… pero sí entendemos una mirada, una risa compartida, una bendición sin dogma.
Gracias por escribir desde donde duele y desde donde nace la esperanza. Te leemos.
Vaya manera de alegrarme el día con este pedazo de comentario, Pedro ❤️🙏
Muchas gracias 😊