🍃La mejor lengua del mundo
Hablamos de lengua en nueve minutos, pero sin analizar sintácticamente oraciones como en el colegio, sino comentando la batalla OLÍMPICA entre lenguas. Con rayos, martillos y no-mancos de Lepanto.
Hubo un hombre que se llamaba Borges.
Un hombre al que una vez, ya para el final de su vida, lo presentaron así:
—Borges, galardonado con alguno de los premios internacionales eventuales, es transitoria noticia. Borges, creador, es inmortal.
Y él dijo:
—¡A la mierda!
La verdad es que Borges dijo muchas cosas, a veces contradictorias, supongo que es lo que tiene cuando te entrevistan mucho durante muchos años.
Por ejemplo, defender que el inglés es una lengua «far finer than Spanish» (era bilingüe de nacimiento, por cierto) y luego decir:
—La gente habla tanto de los ingleses… y, al fin y al cabo, ¿qué son los ingleses? Unos chacareros alemanes.
(granjeros alemanes)
Borges, aparte de ser un escritor del carajo, hablaba más de seis lenguas, lo que le permitía algunas licencias de ese estilo, como decir que un francés no era más que un italiano constipado.
¿Se puede estar en desacuerdo con Borges, aunque sea un semidios de la literatura?
Y claaaaro, para eso estamos aquí, guapi.
Jesús G. Maestro sólo habla español, pero lo compensa siendo Catedrático de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada en la Universidad de Oviedo.
Si no lo conoces, es algo así como El Xokas de la crítica literaria y, si tampoco sabes quién es ese: es un tipo que tiene el muelle flojo para cagarse en la madre del que sea y decir lo que le apetezca.
Algo que no es completamente ajeno a la crítica literaria, hay más doctores de los que pensamos que saben ser crudos y divertidos de verdad analizando un clásico, pero, que él lo haga en internet, se hace viral.
El problema es que, hablar así, irrita a muchas personas.
En una conferencia, alguien en la audiencia, profundamente molesto, le pidió que justificara una cosa que había dicho: que los estadounidenses leyeran literatura como se lee el código civil.
—Es muy fácil de comprender eso —dijo—. Cualquiera que haya ido a Estados Unidos se habrá fijado en que, en algunos pasos fronterizos, se advierte que cualquier comentario en broma será tomado en serio. Creo que con eso le he respondido.
Ahora entiendes por qué se hace viral, aun hablando de literatura.
Aquella es una respuesta doble, pero vamos a quedarnos con la que se aplica a sí mismo: Borges, en los comentarios de arriba, puede que sólo haya querido ser gracioso.
O el propio Jesús G. Maestro cuando dice, a la literatura universal, que «no tenéis lengua» para escribir un Quijote, que no lo podrán tener jamás en ninguna otra lengua.
Pero vamos a tomárnoslos un poco en serio, por diversión y deporte intelectual.
Realmente, podríamos empezar diferenciando lengua de escritura. La primera es una necesidad biológica, la segunda es un invento humano. Por ejemplo, todas las comunidades humanas han desarrollado, naturalmente, una lengua y su adquisición, pero muchas son ágrafas, nunca llegan o llegaron a crear la escritura.
¡SIN EMBARGO!
Nosotros no vamos a hacer esa diferencia, vamos a entender lengua como un todo, porque estamos hablando de literatura y porque me apetece a mí.
Tienes un formulario de quejas filológicas aquí.
Bueno, necesidad o invento, la lengua es una herramienta.
Y la única diferencia entre lenguas es que vienen de tal o cual fabricante. Una con más palabras, otras con más flexión, otras con una morfología tal, un orden sintáctico cual… pero tratar de aislar una característica para decir que eso la convierte en mejor o más brillante para la creación literaria, es un poco arbitrario.
Es como atribuir genialidad creativa al martillo de Miguel Ángel.
Si Miguel Ángel hubiera nacido en una patria donde, en vez de martillos, usaran zapatos de tacón de hierro para esculpir, habría producido obras maestras de la humanidad igualmente. Pero si me das a mí exactamente el mismo martillo, todavía con el sudor de Miguel Ángel en el puño, lo máximo que voy a hacer es majarme el dedo.
No creo que nadie defienda que el Renacimiento italiano surgió gracias a que se hacían los mejores martillos y pinceles del mundo. Sin embargo, hay gente que insiste en justificar que tal literatura nacional es mejor que otra por razones lingüísticas.
Si Cervantes hubiera nacido francés, no habría perdido la mano, pero habría escrito algo profundamente hermoso igual.
Lo mismo aplica a Shakespeare y a Dante. ¿Alguien se cree que si Dante hubiera nacido húngaro no habría creado algo trascendental igualmente?
Este tipo de ejercicios, colocar a un autor en otra patria, es un poco tramposo de todas maneras, porque, si bien es verdad que creo que las lenguas son meras herramientas, también creo que el perfil creativo de una persona sí se ve afectado por su entorno cultural, contexto y circunstancia.
¡PERO!
Si pudiéramos copiar esa misma triada de trasfondos y simplemente traducirla a otra lengua, creo que, forzosamente, ese autor iba a crear algo igualmente maravilloso.
Hay una corriente en literatura que se imagina la lengua como un viento fuerte que el escritor sólo puede capear como puede. Uno de los poetas muertos de mi Panteón personal, que admiro profundamente, dice aquello de:
[…]
las palabras, que no nos pertenecen,
se asocian como nubes
que un día un viento precipita
sobre la tierra
para cambiar, no inútilmente, el mundo.
Se podría hablar mucho de No inútilmente, pero vamos a quedarnos con: las palabras, la lengua, como algo con aparente voluntad propia que dirige los designios de la literatura.
Esto es así tanto en cuanto un escritor es incapaz de controlar el alcance de lo que escribe, y ya no depende de él «darle su forma verdadera», sino a los lectores.
Pero hay personas que han querido ver este y otros ejemplos como una alegoría de la lengua como ser divino que maneja a su antojo a los escritores.
Desde el primer escritor de la humanidad del que se tiene registro, que, por cierto, era una mujer (no sé cómo Netflix no le ha sacado una serie, quizá porque no hay nadie que lea allí)1, pasando por las musas griegas hasta llegar a nosotros.
Pues creo que de esta idea de lengua casi como Providencia literaria, viene ese tratar de enfrentar lenguas para ver cuál es el dios más poderoso. Y así es cómo los críticos literarios, y otra gente respetable, termina por convertirse en chamanes danzadores de la lluvia.
La idea de hablar de esto me vino de una conversación con alguien aquí, en inglés, porque no hablo árabe, y la nota que tomé para desarrollarlo en otro momento es un buen resumen de todo (y me podría haber ahorrado la chapa, pero weno):
Beautiful texts come from beautiful hands, not languages. Those hands would have written beautifully in any other language in which they had been born.
En cristiano,
Las lenguas no son hermosas de por sí, los hablantes las hermosean.
Piensa que son los hablantes, a través de milenios de decisiones parcialmente inconscientes, los que han moldeado lo que tú y yo hablamos; si no, la mayoría a este lado del mundo hablaríamos en perfecto y homogéneo indoeuropeo.
Si hay un dios que adorar en las lenguas, son nuestros ancestros, ellos son ese viento fuerte.
Es injusto para con ellos quitarle de pronto el mérito para dárselo a algo abstracto e irreal como es una lengua, porque así, además, nos olvidamos de que nosotros participamos también en la modificación y crecimiento de esa cosa que se llama lengua.
Nos lleva a pensarnos en una jerarquía donde nosotros estamos subordinados a la lengua, cuando realmente el cambio lingüístico hisórico nos ha demostrado que es al revés: el humano es el jerarca de la lengua.
Así que tenemos que dar las gracias por caer, justo, justo, en la línea genealógica de aquellos hablantes que decidieron imponerse y moldear… la mejor lengua del mundo, que es el español.
Mámala, Shakespeare.
¡Besitos voladoss!
P. D.: Mi muy amantísimo lector de no ficción, espero que hayas disfrutado del correo de ayer y del de hoy porque viene el peor escenario semanal para ti:
☠️⛈️ TRES DÍAS SEGUIDOS DE FICCIÓN FANTÁSTICA ☠️⛈️
Mañana es Día de Finados, luego Día de Todos los Santos y el sábado Día de Muertos.
En los dos primeros días terminará la serie Tierra en las uñas (que tienes que ser muy friki y determinado para tratar de ponerte al día con catorce capítulos para mañana, no te voy a mentir 🐒) y el sábado, veremos.
¡Así que hasta el domingo, lector de no ficción! (no te preocupes, te estoy preparando algo para que no te aburras)
Y a ti, lector todoterreno mirandero, te veo mañana ✨
Enheduanna, era su nombre. Fue princesa de Acadia y sacerdotiza de Ur.
Yo pensaba que venía a leer sobre el español canario
Excelente texto para convencernos de que el idioma no es más que un humilde pico y pala en manos de cualquier artesano.