🍃Oro en salto de endecasílabos
Hoy vengo a hacer algo que les encanta a los historiadores (no, para nada): voy a hacer un poco de divulgación histórica en 8 mins. Pero suavecita, tranquilo, lo interesante es la reflexión del final.
Con esta nueva edición de los Juegos Olímpicos se han sumado disciplinas para nada tradicionales a los deportes de los señores griegos: skateboarding, BMX, escalada, surf, baloncesto 3x3 y break dance.
Todos cortados por el mismo patrón urbano que a muchos rechina ver junto a los clásicos olímpicos.
Aunque en verdad nadie sabe cómo le gustaba bailar a Platón en su Academia.
(le acabo de pedir a una IA que me haga una imagen del «filósofo griego Platón bailando break dance del revés», pero en esta newsletter no se ponen imágenes, así que te cuento que me ha devuelto algo así como un sintecho que hubiese caído en las garras del proyecto MK-Ultra y, después de experimentar con él (y quedar muy triste), hubiera desarrollado el superpoder de generar fuego al bailar)
(y está haciendo los cuernos con una manita, porque hacer break dance es guay)
¡La cuestión!
Que me despistas con tus cosas.
Esto de añadir deportes nuevos a los Juegos no es noticia (y lo que te voy a contar luego tampoco, que El País publicó ayer un artículo de casuaaalmeeente lo mismo que te hablo. No entremos en quién copió a quién 😶🌫️).
Pero me imagino que pasó lo mismo cuando pusieron tenis de mesa, pimpón para los amigos: que no era un deporte de verdad, que a eso jugaban los niños, que ay, nos vamos a la mie…
Lo de siempre.
Es que, como dijo Paul Valéry:
«El problema de nuestros tiempos es que el futuro ya no es lo que era».
Y qué curioso que me hables de Paul Valéry, un señor flaquito, más bien quebradizo, con cara de que el mayor peso que ha levantado en su vida es un tomo de En busca del tiempo perdido.
Porque este señor fue juez olímpico hace exactamente cien años en, exactamente, la misma ciudad en la que hoy se están jugando; o sea, París, pero en 1924.
(Le pedí a la IA un Paul Valéry bailando break dance, pero sale el mismo chiste. Lo omitimos por redundante.)
La cosa es que Paul Valéry, y otros titanes literatos del momento (y titanas, como Selma Lagerlöf, premio Nobel), estaban ahí porque la literatura era un deporte olímpico.
Y la pintura, la música, escultura y arquitectura, pero nos quedamos con las palabritas, que esta newsletter va de eso.
Si hay gente que le cuesta justificar el ajedrez como deporte, imagínate la poesía.
Y, como eso es algo que no hizo Paco Cerdà en su artículo de ayer, pues vamos a hacerlo nosotros.
Es el vecino el que elige el deporte y es el deporte el que quiere que sean los vecinos el deporte
SportAccord, algo así como la RAE de los deportes, te facilita la discusión de bar y te lista qué ha de tener una actividad para ser recogida como palabra española de pleno derecho, quiero decir, como deporte:
tener un elemento de competición
no ser perjudicial para ningún ser vivo
no depender del equipamiento suministrado por un único proveedor
no depender de ningún elemento de «suerte» específicamente diseñado en el deporte.
Realmente te he dejado esto por aquí más por si lo necesitas para alguna conversación en la que te encuentres envuelto estos días, porque, aunque, visto lo laxo de la definición, hasta podría:
Los tiros no van por que quiera intentar disfrazarte la poesía de deporte
Eso sería lo fácil, y a mí me gustan las cosas artificiosas y retorcidas.
Así que imagínate que eres Filípides, el soldado más nuevo del ejército ateniense, y que tu comandante pide un voluntario para «avisar a la polis de una cosa» y que todos los hoplitas veteranos te miran a la vez sin aguantarse la risa.
Te dicen que tires todo recto durante cuarenta kilómetros, lo que hay entre Maratón y Atenas, y que honor y gloria, todo por la patria y vivan tus cojones helenos.
Llegas, das la noticia de tu comandante, y caes redondo ahí mismo para siempre.
Entonces, los atenienses de treinta y pico años, con un poquito de crisis de identidad, tienen una idea genial y empiezan a prepararse una media maratón para demostrarse que todavía son jóvenes y fuertes.
Vale, esto último empezará a pasar unos milenios más adelante, pero lo que sí sucederá entonces es que un señor con una lira se emociona con tu abnegación y compone un poema épico sobre ti.
Y ahí es a donde quería llegar.
Las artes no son deportes, pero están tan vinculadas ciertas actividades, como al amor o a la guerra, que se convierten en heraldos de ellas.
¿Y qué son las Olimpiadas y los Mundiales sino unas guerras de fogueo?
Si no, fíjate en los deportes originales de los Juegos.
Carrera de carros, pugilato, lucha, carrera a pie, combates, lanzamiento de peso, tiro con arco y lanzamiento de jabalina.
Todos y cada uno de ellos tienen una aplicación marcial, si no lo ves, cómparala con la lista de los deportes nuevos de este año.
Más que justificar las artes como deportes, se podría justificar la vinculación de las artes a todo lo digno de contar, y eso incluye los hitos de los deportistas de élite.
Así que, en ese contexto, es donde le veo sentido a que las artes participaran en las Olimpiadas (1912-1952), no como deportes, sino como propulsoras de la belleza y virtud del deporte.
Te iba a comentar ahora algo muy guay sobre eso de mens sana in corpore sano y cómo las artes estarían representando ese «mens» en un espectáculo tan «corpore», pero ya es suficiente retorcer por hoy.
¡Besitos volados!
P. D.: Se te acumula el trabajo, por un lado, tienes hasta el domingo (11 de septiembre) para participar en la primera entrega, Antes de rendir el alma, de esta partida de rol colectiva que hemos empezado en Miradero.
Y, por otro lado, ayer salió el cuarto capítulo de esta serie misteriosilla del Madrid de principios de siglo XIX.
Para esto no hay fecha límite, pero yo te lo recuerdo por si se te ha pasado ✨
Ah, por cierto. Por si te quedaste con la duda:
El medallista de oro en literatura de París 1924 fue Geo Charles (seudónimo de Charles Louis Prosper Guyot) y ganó con Jeux Olympiques, aparentemente, una obra de teatro poético de setenta páginas.
Y digo «aparentemente» porque en todo este tiempo a nadie se le ha ocurrido digitalizarlo, y no me puedo ir Suiza, a la Olympic World Library, a comprobarlo.
Pero te dejo por aquí un poema suyo, para que te puedas hacer una idea al menos de a qué podría haber sabido aquello.
Está en francés, pero es el único que genuinamente sé que le pertenece. Algunos artículos le atribuyen uno que empieza: «Los corredores se inclinan, flores tensas», pero nadie sabe de dónde sale y, lo que es yo, tengo mis dudas de que sea suyo siquiera.
Así que como aquí somos enrevesados, pero rigurosos con la citación autoral, te dejo este que sé, palabrita del niño Jesús, que es suyo:
Élégie
Enterrez-moi dès le matin.
On me transportera dans un corbillard
aussi beau dans ses décors d'ébène
qu'une automobile de l'ancienne voirie
tremblant sous ses volets verts
en faisant un bruit d'énorme frelon.
Et j'évoque les restes
des doux légumes assassinés
des fleurs fripées
comme la soie des robes
des jeunes femmes inhumées
et les trognons des tendres pommes.
Je serais conduit
non par des croque-morts aux uniformes de soldats
mais par des hommes en cotes bleues
des Parisiens intelligents.
Je traverserais la ville matinale
en des rues nettes et lavées
comme des corridors flamands.
Mon enfance aurait campé
tout en or avant la mort
près de mon corps.
J'aurais revu ses féeries
et ses neiges de Noël
et mes parents aussi blancs qu'elles
ma femme-enfant
et ma sœur morte
et les enfants de mon enfance
les poignets pauvres les carreaux rouges
et les tableaux des primitifs.
Couché dans mon lit étroit
rameur battu
dans un bateau de bois aigu
j'aurais revu le sport
Et je dévalerai des flancs du Souvenir
rugueux ou doux comme ceux
des montagnes de détritus
frôlant les choses tant aimées
et le corps gonflé comme une outre pleine
d'un de ces chiens
dont la tendresse illumina ma vie.
En Poèmes choisis (1958)
¡Qué reflexión tan interesante! Nunca me había dado por pensar la relación directa entre las artes de la guerra y las disciplinas olímpicas. Y me encanta que seas enrevesado, me ha gustado mucho esa pincelada del mens sana in corpore sano. Muy acertado también.