Venid, cielos y tierras, aves que pobláis el aire, peces que llenáis las aguas, brutos que holláis los campos, y decidme: ¿Hay dolor comparable con el dolor mío?1
La casa no es tan grande, pensó. La agrandan la penumbra, la simetría, los espejos, los muchos años, mi desconocimiento, la soledad.2
El paraíso de la soledad compartida.3
—¿Tan malo es ser poeta? —replicó Preciosa.
—No es malo —dijo el paje—, pero el ser poeta a solas no lo tengo por muy bueno.4
Nadie habla conmigo, el frío de la soledad me hace estremecer.5
¡Sé al menos mi enemigo!6
Llegué a tranquilizarme, porque la resignación, renunciando a toda esperanza, es un consuelo parecido a la muerte, y por eso es un gran consuelo.7
Una luz ha aparecido en mi horizonte: compañeros de viaje necesito, compañeros vivos, —no compañeros muertos ni cadáveres, a los cuales llevo conmigo adonde quiero.8
Pero su voz, ¿dónde suena? Tampoco lo sé.9
Desnúdate del temor como de una vestidura grosera, y osa traspasar los umbrales de lo desconocido.10
Déjeme auscultar su corazón y diagnosticarle la compañía del mío, que le pertenece.11
Todos hablaron a la vez, insistentes y contradictorias sus voces, convirtiendo lo irreal en posible, luego en probable, después en hecho incontrovertible, como hace la gente al transformar sus deseos en palabras.12
¡Pues eso!
Hace ya muchos correos te conté por qué, más que podías, debías responderme a los correos, a aquellos que te removieran algo, que no tuvieras miedo en escribirme con lo que fuera que se te ocurriera.
Aquello funcionó.
Durante un tiempo. Luego pasó como dice Pedro en El viaje de Turquía:
«Lo mejor es darle livertad que diga, quizá por eso dirá menos»
(Sí, en aquella época lo mismo se escribía livertad que libertad)
Así que el correo de hoy es sólo un recordatorio, raro, como sólo sé hacer las cosas, de que abrir esa vía de doble sentido en la comunicación es bueeeeeno para todos, más ahora que Miradero está pegando el estirón y hay muchos lectores que no conozco.
No tiene por qué ser en público en la zona de comentarios, no hago esto para subir el flujo de lectores. Si lo prefieres, puedes escribirme en privado a samuel@sdominguez.com.
Un saludito está bien para empezar ✨
¡Besitos volados!
Después de hacer eso, si todavía te quedas con ganas de leer más, arriba, en las pestañas de la página principal de Miradero, tienes textos ordenados.
O te puedes poner al día con Tierra en las uñas.
O te puedes poner al día con Antes de rendir el alma.
O puedes dejar de leer esto ¡Y ESCRIBIRME!
No lo eludas más, va, corre.
Después te vas a sentir bien y supervaliente por separarte de la masa silenciosa, palabrita ❤️
De Cecilia Valdés por Cirilo Villaverde.
De La muerte y la brújula por Jorge Luis Borges.
De Cien años de soledad por Gabriel García Márquez.
De La Gitanilla por Miguel de Cervantes.
De Así habló Zaratustra por Friedrich Nietzsche.
De Así habló Zaratustra por Friedrich Nietzsche.
De Trafalgar por Benito Pérez Galdós.
De Así habló Zaratustra por Friedrich Nietzsche.
De Cartas marruecas por José Cadalso.
De El gnomo (Leyendas) por Guastavo Adolfo Bécquer.
De Quiénes son y qué sienten las plantas carnívoras por Alicia Schrodinger.
De El ruido y la furia por William Faulkner.
Ños que buena enfermedad que tienes, hiciste una revisión bibliográfica en poema que fumada!
Oleeee ese "cadáver exquisito" que has construido con las palabras de tantos otros escritores. Un ejercicio maravilloso de creatividad.
Abrazos.