🍃Substack es una castaña
Compañero friki-fantástico, tú que esperabas hoy la continuación de «Afectados crónicos por la magia», te he fallado. He antepuesto la pataleta pública a la ficción y créeme que me avergüenza (7 mins)
Déjame presentarte a Linda y Bronco.
Linda está muy enamorada de Bronco; es simpático, guapo, atento, inteligente, exitoso y tiene el rabo como un toro de lidia.
Llevan algún tiempo juntos y todo es genial, aunque sí es verdad que Bronco es un poco guarro. A lo mejor un día se da cuenta de que lleva una semana con los mismos calzoncillos, otro que tiene las uñas de los pies como Pipas Carancha, o que le gusta menos ducharse que a un francés.
(Ya sé que ese tópico viene de la ocupación nazi, que no es verdad. Es un chistecito, no interrumpas más la historia)
La cosa es que Linda de verdad está muy enamorada de Bronco y, comparado con todo lo positivo, eso son sólo «sus cosillas», hasta le hacen gracia, si lo piensa.
Además, seguro que cambia con el tiempo.
Pues pasa el tiempo, la cosa se pone seria entre los dos y llega el día en el que Linda lo lleva para conocer a sus padres. Es cariñoso con ellos, audaz, divertido; su padre se le inclina en la mesa para hacerle una gracia en secreto, la madre lo aparta un momento y le regala unos gemelos de su abuelo paterno…
Linda no puede estar más feliz al ver lo bien que congenian las dos partes más importantes de su vida.
Así, mira a su padre y a él, embobada, los ojos entrecerrados por el peso del amor. Su padre le está hablando junto a la chimenea; algo emocionado, lo escucha diciéndole lo importante que es para él su hija y lo feliz que le hace que haya encontrado a alguien como Bronco.
Bronco sonríe y asiente complacido.
Se inclina un poco, se mete una mano por detrás del pantalón, se rasca el culo con ganas unas cuatro o cinco veces y se huele las uñas, extasiado, ante la cara blanca del padre.
—Os, me supo —dice Bronco, se pega un peo y redobla la sonrisa.
Pues eso,
Substack es Bronco, y ya va siendo hora de dejar de encandilarnos con su guapura y hablar de la mierda seca que tiene entre las uñas.
Si alguien te ha reenviado esto, tu alguien me quiere mucho. Quiéreme tú también suscribiéndote, antes de que le prenda fuego a estos hijos de puta:
Me enfado y no respiro
Somos algunos aquí los que nos estamos dejando los cuernos para sacar esto adelante y hay cuatro tarados a los mandos del tinglado que la siguen cagando con cosas taaaan básicas que dan pena.
Pero pena de la americana, la que se traduce como vergüenza.
Voy a patalear sobre tres cosas de Substack que me hinchan las pelotas desde el primer día y, como Linda, he ido pensando que, bueno, ya lo cambiará, que ¡qué cosas tiene este Bronco!
1. Las respuestas a correos son mensajes en una botella
Hay un suscriptor al que le tengo mucho cariño, aunque él (o ella) no lo sepa, y es ese ser humano que me lee desde Alaska.
Bueno,
Si ese lector escribiera un «jajaja, qué bueno, Samu» en una servilleta, lo metiera en una botella y la tirara a la Corriente del Pacífico Norte, es más probable que me llegara a que si alguien le diera a «Responder» en uno de mis correos.
No a «Comentar», sino responder al correo desde Gmail o el gestor que sea.
Estoy rozando los seis meses con la newsletter y, en ese tiempo, han sido ya bastantes las personas que me han dicho, con algo de reparo tímido:
—Oye… ¿Y te llegó el correo que te mandé o…?
Las respuestas a correos mandados desde Substack son como los pimientos de Padrón, unos llegan y otros non.
Como en Substack son incluso más sectarios que yo con los miranderos, no te deja (ni pagando) utilizar tu dominio propio para mandar correos, así que las respuestas van a un linda@substack.com que rebota y te llega a tu correo.
Y, entre rebote y rebote, pues a mamarla la mitad.
Sólo puedo pensar en cuánta gente habrá que me ha escrito, no me he enterado y se ha quedado rascada. Porque los casos que conozco son sólo esos que se animaron a preguntarme, pero ¿y el resto?
Lo mismo esto te parece una bobada, pero yo, que he dado la turra en varios correos hablando de esa «experiencia noble de contarnos la vida», de abrir una comunicación bidireccional escritor-lector, de…
Pues, qué quieres que te diga, me toca los cojones, por eso está en el número 1 de esta pataleta.
Si quieres asegurarte de que me llega tu mensaje, escríbeme a samuel@sdominguez.com
2. Como te dije en el correo de ayer… ¿Cómo? ¿Qué correo?
Mientras te escribo esto, Miradero tiene 482 suscriptores.
Si me voy a las estadísticas sobre cuántos correos fueron mandados HOY veo esto:
Hay 76 correos que no están.
SUBSTACK: Bueno, llegó a cuatrocientas. Setenta y seis personas tampoco son tantas…
Pon a setenta y seis tíos en fila y que cada uno te pegue un puñetazo en la cara, a ver cuántos te parecen.
Llevo seis meses diciéndome eso de que, claro, hay personas que tienen bloqueada la recepción mail, que hay gestores como Apple mail que no devuelven datos, que… La madre que les parió a todos ya.
Esto es como lo anterior, muchas veces me ha escrito alguien (de fuera del sistema de Substack) diciéndome: tío, ¿y el correo de hoy?
¿Esa gente también son de Apple mail o qué?
A mí mismo me ha pasado con correos de compis, lo que, como yo sí estoy metido en el pasodoble de Substack, veo después la notificación de la app «y no pasa nada».
Sí pasa, cojones.
Esto NO debería ser aceptable y nos lo comemos con papas sin rechistar. Hay mucho trabajo detrás de cada correo y se están partiendo el culo en nuestra cara.
Piénsalo, es como si tú crees que has subido un vídeo a YouTube y… Pues, vaya, no. Y no sólo eso, sino que ya no se puede subir nunca, porque los correos se mandan una sola vez.
En mi caso, hay un 16% de gente que yo no sé qué pasa con ellos. Ahora son 76, pero si tuviera 4000 suscriptores serían 700.
Dos aviones Boeing 747 de gente a oscuras, porque sí, porque arsa y olé.
SUBSTACK: A ver, es que tenemos que mandar muchos correos de muchas newsletters…
Mámala, no me interesa, manda mis putos correos a mi gente.
No puede ser eso de que lleguen los que lleguen y buenas tardes, mañana será otro día.
Señores,
Que esto es un correo, es la forma de comunicación más simplona de Internet y, además, es a lo que se dedica la plataforma.
Dejen de meter 💅💄 Live videos 🌈✨y pamplinas histriónicas y manden los putos correos bien.
3. Vuelva a intentar darme su dinero más tarde, ahora no se puede, jajja salu2
He dicho muchas veces que mi misión principal aquí no es conseguir que la gente me pague, aunque suene a chalado mental.
Pero cuando lancé las suscripciones de pago junto a aquella anticampaña de No me des dinero, porque las abría para poder bloquear posts, hubo cuatro suscriptoras que, de mil amores, me dijeron:
—Sí, sí. Lo que tú quieras de tus peleas con el dinero, pero te voy a apoyar con pasta igualmente.
Y se lo agradezco de corazón, porque se convirtieron, altruistamente, en este orden:
, , y , en las primeras personas en mi vida que me pagan por escribir.Bien,
Cuatro personas.
Dos de ellas tuvieron que poner del derecho y del revés Substack para poder conseguir hacer el pago.
Esta vez no necesito calculadora, eso es el 50%.
Creo que el problema viene al hacer el pago desde el móvil, pero, tío… Mira que nunca he trabajado en ventas, y hasta yo sé que no puedes tener a alguien QUERIENDO darte dinero y tú poniéndole pegas.
Si alguien viene con una tarjeta en la mano, no le puedes poner ni un pelo en su camino que le estorbe. Es de cajón.
Sé que llegará el día en el que tenga que meter las suscripciones de pago en serio, sin anticampañas, porque en algún momento voy a vivir sólo de escribir mis movidas y la suscripción parece la opción estrella, pero este tipo de cagadas, de gente que se lleva el 10% de lo que facturas (que se dice pronto), me hace estar mirando otras opciones en cuanto a monetización.
Y eso, de nuevo, no me dedico a ventas, pero sé que no puedes tener a un cliente (yo, para ellos) pensando en que, desde que pueda, mueve su pasta a otro sitio en donde no sean unos petardos.
Y nada,
Esto ya es muy largo, así que me dejo la parte en donde digo que las encuestas de Substack (las que compiten, mal, con los formularios de Google, no las que van insertas en los correos) son una triple castaña con efecto.
Me dejo también ese giro final, reconciliador, donde Linda le dice a Bronco que lo importante está en el interior, aunque le huelan las uñas a caca.
Nos podemos ahorrar esa parte, ya hay muchos posts donde te enseñan a Substack en su mejor pose, y es justo, igual que es justo un post como este.
Perdón si te he dejado sin responder algún correo, la próxima vez mejor escríbeme a samuel@sdominguez.com y, si algún día no ves mi correo, si no me he muerto, debería estar en www.sdominguez.com.
Si tienes una newsletter, vuelve arriba y lee la historia de Linda y Bronco. Si esto sigue así, Substack te hará un tierratrágama fuerte como ese en algún momento.
Nos leemos mañana, si Substack quiere,
¡Besitos volados!
Samuel, los lectores que no reciben tus correos han elegido no recibirlos para leerte (o tenerte en el radar, más bien) por la app, y no es su bandeja de entrada.
Es algo que Substack promueve desde hace bastante tiempo, no es un fallo técnico.
Substack tiene ya poco de herramienta para enviar newsletters y es cada vez más una plataforma de publicación. Para lo bueno y para lo malo.
Que pasada Samuel! La verdad que no sabía esto.
Ipsofacto me he ido a verlo a mi panel y efectivamente, 93% de entrega del último…
En fin, esto significa que moveré mi newsletter a otra plataforma si no cambia pronto.
Lo cual es una mierda porque substack es genial para hacer comunidad.
¿Algún sitio donde se esté reclamando esto conjuntamente para ir a dar visibilidad?
Gracias por compartir!