🍃Tú eres más importante que yo (no peloteo inside)
Mierda. Hoy toca otra vez correo intensito, no me sé estar quieto. Vamos a hablar de literatura, pero así, con confianza y buen rollo, sin estornudar por agitar libros con polvo ni nada. (7 mins)
He dicho varias veces por aquí, también en la entrevista con Paloma y en algún lado más, que la literatura se completa con el lector.
Y ya, sin darle más importancia.
No sabía que a algunos suscriptores les había dejado pillados eso, que se habían quedado pensando sin terminar de entender por qué.
Bueno, esta idea, como tantas otras, no me la inventé yo. En su inmensa mayoría viene de la Estética de la recepción que, si ya sabes lo que es, te puedes ir a leer Afectados crónicos por la magia o a dejar tus rasgos para el nuevo personaje de Antes de rendir el alma, porque esto no va a ser nuevo para ti.
Si no: yo te quiero enseñaaaar, este mundo expléééndido; ven, princesa, y deja tu corazón soñaaar… 🕌✨
🍄Seta-disclaimer: esta no es una clase de Teoría de la Literatura.
No voy a describir el movimiento de la Estética de la recepción, voy a contarte lo que yo creo al respecto de la literatura que, en gran parte, está atravesado por ese pensamiento, pero esto no es un resumen bibliográfico 🤸♂️
Bueno, durante toda la vida de la vida (y todavía hoy, mucha gente) se entendió un texto literario como un sistema cerrado, como un cofre que guardara dentro un significado único y precioso.
Es importante eso de único.
Se creía que el autor codificaba un único sentido válido, y todo lo demás que se alejara de la intención inicial del autor, era espurio. Por eso muchos críticos, durante siglos, se volvieron locos por vincular la vida del autor a su obra, para descubrir con eso el gran One Piece que había enterrado el autor en su texto.
Bue,
Hay mucha gente que sigue en esa, por eso creo que un autor no debería NUNCA explicar sus textos ni lo que pretendía contar, porque muchos lectores tomarán eso como verdad incontestable y tratarán de descartar todo lo demás (y prevenir al resto de lectores de hacer cualquier otro juicio divergente).
Es que es tentador, y en cierto modo lógico, querer igualar al autor como autoridad inapelable sobre el texto.
Autor, por cierto, etimológicamente significa fuente, instigador, promotor. No significa dueño o propietario. Si nos vamos más atrás, al indoeuropeo, *aug- significa aumentar, incrementar.
Autor es la fuente aumentadora de algo, no el dominio inapelable de algo.
El caso, que llegan unos señores alemanes, que pensar se les da bien un rato largo, y se dieron cuenta de que el significado de una obra no era algo fijo ni definitivo, sino que variaba con el tiempo y con quién lo leyera.
Un ejemplo:
Cómo se llamaba esta peli, espera que la busco…
Parasite (2019).
Esa película tiene una lectura antes y después del COVID-19, pues hacemos eso, pero con todo.
Volvemos a la literatura: la Celestina (1499, esto no necesito buscarlo, porque soy un máquina) tiene una lectura profundamente sexual, y hasta contestataria, desde la sexualidad femenina, que en el siglo XV no se yo si sería tan evidente.
Cambia la sociedad, cambia el texto.
LECTOR: No puede cambiar, porque el texto es el mismo, las palabras siguen iguales y…
Ahí está.
Si las palabras son las mismas, pero se pueden ver mensajes nuevos que antes no, tiene que haber una variable externa, mutable, al texto que lo haga cambiar.
Ese es el lector, que le da una segunda, tercera, cuarta vida al texto.
Eso que se suele decir de «un texto ha envejecido bien» no es más que un texto que demuestra ductilidad para seguir siendo explorable y significativo con el tiempo para nuevos lectores con nuevas perspectivas.
Lo que no quita que se pueda hacer una «recepción histórica», en vez de decir: este texto puede hablar de esto; decir, este texto, en su momento, hubo de hablar de estotro.
(primera vez en mi vida que uso ese demostrativo, pero no la última)
Lo importante para mí es entender la literatura como acto comunicativo, es más: como intercambio comunicativo. Es una conversación suspendida en el tiempo y el espacio, pero una conversación, al fin y al cabo.
La cuestión es que, para que haya conversación, aparte de dos interlocutores, tiene que haber trueque de mensajes. Si vas al bosque y te pones a hablar solo, no estás comunicándote.
Si consideras la literatura comunicación, necesitas creer que el papel activo del lector es imprescindible. Si consideras la literatura mitin, no.
Así que vale, el título es mentira, clickbaitecito, tú no eres más importante que yo, pero tampoco al revés. Sin la participación de cualquiera de las dos partes, el acto literario está cojo e incompleto.
Si esto es una comunicación, las dos partes somos igual de importantes, aunque con tareas diferentes: la mía es una tarea productiva y la tuya es una tarea de reproducción. Pero, y esto es importante, ambas son tareas creativas.
Te lo pongo en grande:
La lectura es creación
Así que cada lector aporta su parte en la creación durante la lectura para darle su forma verdadera, como diría Valente. El autor construye una abstracción que el lector hace concreta, el texto son los planos y el lector el arquitecto que lo materializa.
Me acabo de acordar de que te lo dije una vez en la página de bienvenida de Miradero:
«Es ese intercambio lo que convierte al texto en literatura».
Sin ti, esto sería una maqueta eternamente inconclusa; sin mí, tú no estarías aquí construyendo.
Luego están estos fascismos literarios de pelearse por la versión única (especialmente en sagas grandes como las de Tolkien y tal), pero, realmente, mientras el significado que saques esté apoyado y defendido desde el texto, es necesariamente válido.
AUTOR: No, pero yo en verdad quise decir…
Pues haberlo dicho mejor, porque no se entendió así. Ahora te callas y escribes otro libro donde digas bien lo que querías.
Tratar de imponerse como autor para robarles su papel creador a los lectores es profundamente injusto, despiadado y tiránico.
El problema es que, muchas veces, los frikis muy frikis de la Estética de la recepción caen en el todo vale, dejan de analizar el texto críticamente y te encuentras unas verdaderas fumadas épicas de sobreinterpretaciones que no son tolerables.
Eso no, señores. Seriedad.
El lector, desde su experiencia, es parte de la creación literaria, pero tampoco puede ser un déspota interpretativo que empuje los textos a su parcela de realidad.
A ver, puede hacerlo, igual que yo puedo lanzarle un barreño de caca a un cuadro, pero el cuadro no está para eso, you know?
Resumen:
Interpreta el texto desde tu recepción, constrúyelo desde tu horizonte, pero que tu edificación interna sea siempre un tándem con el texto y que todo el significado que extraigas tenga su referente claro y señalable en el texto.
Que a la pregunta de: ¿y dónde viste tú…?
Puedas ir a una página, un párrafo, una línea y decir: aquí, mongolo.
¡Y hablando de construcción!
(te voy a pegar un requiebro al estilo televisión de los noventa, atento)
¿Sabías queeeee puedes participar directa y objetivamente en la construcción del nuevo personaje de Antes de rendir el alma? ✨
¿No lo sabíaaaass? ¡Cómo es pochiblee!
Pues entra aquí, que te lo explico.
¡Besitos voladoss!
Samuel, gracias por este texto. Por tomar la petición popular en cuenta (😉) y darte el tiempo de explicarnos este tema a tu manera. Cómo se nota que eres profesor... lo has explicado de una manera muy clara y sencilla.
Al leerte, me doy cuenta de que mi pretensión de que no se me malinterprete en mis escritos, es un imposible. Y de nuevo llego a una conclusión a la que ya había llegado hace un tiempo, pero que estaba volviendo a olvidar: que si se me malinterpreta, pues qué le voy a hacer. Tendré que asumirlo y ya... 🤷
Es que tengo "un temita" con malentendidos desafortunados, yo...
Mil gracias Samu. Gracias, gracias. 🙏🙏
Ya sabía, pero le hice una captura de pantalla a esto:
"Si no: yo te quiero enseñaaaar, este mundo expléééndido; ven, princesa, y deja tu corazón soñaaar… 🕌✨"
Para añadirlo a mi carpeta de muestras de buen copywriting 😆. Clase de dos asignaturas en una.