Tienes el anterior movimiento de Alma aquÃ:
Si no sabes de qué va esto, o te has quedado más atrás, puedes buscar en el Ãndice de la partida y empezar a leer desde el principio.
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Dejas la perla en medio del altar
(88% de votos)
—¡Au!
Al retirar la mano de ese nido de raÃces, una espina mÃnima, que ni siquiera ahora que tu dedo sangra puedes ver, se te ha clavado en el meñique. Al girar la mano para ver el daño, la gota roja se te escurre por la piel hasta caer sobre la perla que, cuando la recibe, cambia su destello a un roso bronce.
Pronto vuelve a dominar en ella ese dorado musgoso, pero queda ahà dentro, como una estrella polar, ese punto rojizo que orbita su núcleo.
Esa otra raÃz que tenÃa forma de interrogante, se malea con soltura de tentáculo para enrollarse estrechamente a la perla, tanto que, si quisieras recuperarla, necesitarÃas un hacha.
Algo callado sucede a tu alrededor.
Una marea de color sacude las copas de los árboles, el violeta se vuelve dorado, luego verde, luego bronce, para retornar al violeta original, aunque más vivo, celebrante; hasta la noche parece menos noche ahora.
Te obliga a devolver la vista al suelo notar un movimiento coordinado. Como si estuvieras en un nido de vÃboras, las raÃces que dominan todo el claro se mueven a tu alrededor. Ves cómo se enrollan a los cuerpos de esos murciélagos que viste y los engullen.
Luego, quietud.
Pero te sientes tan observada.
Es imposible que no haya nadie allÃ, y es tan fácil ver en cada tronco, en los lÃmites de ese claro apretado, una figura que se retuerce para mirarte por sobre el hombro o que se inclina de puntillas para verte desde las copas, con curiosidad, o que enrosca las ramas a otro, como para hacerse hueco para ver por si mismo lo que le han contado.
Una brisa navega por el laberinto de raÃces y hasta te obliga a sujetarte la bata para que no se abra. AsÃ, con una mano pinzando el escote, con otra crispada a la muleta, única y pobre defensa que tienes, escuchas sin escuchar voces sin palabras.
Un susurro traÃdo por aquella corriente suave te escala por las piernas y te habla en el eco de una piedra que rebota contra un lago. Sabes que tus oÃdos siguen escuchando el silencio nocturno; sin embargo, dentro de ti hay voces que se solapan, como si lo dicho, lo que dice y lo que dirá sonase en un mismo momento.
No hay palabras que puedas traducir. Es su gramática un encuentro, un reconocimiento mutuo, Ãntimo e inefable. Asà es cómo entiendes que, aquellas voces que han dicho, dicen y dirán, te susurran, hermanado su aliento con un palpitar sutil en el fulgor de los árboles:
«Si existiera el mérito del azar, el viento tintinearÃa sus medallas con su paso; la lluvia llamarÃa padre querido al mar, madre amada a una luna; el astro sol serÃa potencia alabada a la que sacrificar la sangre joven con sometida vergüenza».
«Tú no sabes».
«Tu bien obrado es casual».
«¿Es acaso bondad devolver un tesoro robado que no se sabe tesoro?»
«¿Merece ser premiado aquel que pateando, sin intención, una piedra del camino crea la carambola perfecta que detiene el fin del mundo?»
«¿Quien es capaz de un bien accidental tan sublime no podrá ser también artÃfice del mal más blasfemo?»
«¿Tengo ante mà la bondad o el calvario?»
«Da tu voz al bosque, el bosque escucha».
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Diálogo abierto
Vamos a introducir una mecánica nueva, la de «Diálogo abierto».
A ver qué tal sale.
En vez de darte opciones de diálogo y tú elegir una, tú vas a crear tu propia opción en comentarios y el resto de jugadores va a votar la que más le guste.
Indicaciones
Piensa como Alma, sé consecuente con cómo es ella e imagina qué podrÃa responder alguien asÃ. Ya tienes diez capÃtulos de ponerte en sus pantuflas, seguro que le has tomado el pulso. Si trolleas (esto va especialmente por mi querido Mario) y dices algo totalmente fuera de lugar, no se tendrá en cuenta el comentario.
Se consecuente con la situación y la circunstancia, un parlamento en verso de tres páginas a lo La vida es sueño quedarÃa genial, pero quizá serÃa un poco inverosÃmil.
El comentario tiene que ser una lÃnea de diálogo, no una acción. Esta vez se trata de proponer qué dice Alma, no qué hace.
Tampoco puedes añadir una respuesta por parte del otro personaje (ese es mÃÃÃoo), sólo puedes comentar lo que dice Alma.
Puedes votar tantos comentarios como quieras, excepto el tuyo propio.
Si os cagáis porque os da vergüenza comentar, porque os preocupa lo que va a pensar el resto de jugadores, y termina por no haber comentarios, se considerará una pifia (tanto en el juego como para mÃ, que supondrÃa un fracaso de máster y newslettero 🥲)
Si hay comentarios, pero el resto de jugadores y lectores deciden no votar porque sólo quieren ver el mundo arder: también pifia, en un momento que serÃa nefasto para Alma.
Si quieres comentar algo que no sea una propuesta de diálogo, pon al principio «Off topic: (y escribe a continuación las cosas (bonitas) que te apetezca decir)».
Pues eso, ¡tienes hasta el jueves 19 de septiembre para escribir tu propuesta y votar las otras!
Pásatelo bien hablando por Alma,
¡Besitos volados!
- No entiendo nada, ¿quién me está hablando?
Alma: Un bosque que habla, una luciérnaga mutante que me lleva a otra dimensión... bondad o calvario. Me llamo Alma, no Alicia. ¿Este es el paÃs de las maravillas? ¿O un reino fronterizo, quizás...?