Anteriormente en «Antes de rendir el alma»…
(Introducción a la historia para nuevos lectores)
El anterior movimiento de Nora aquí:
Si no sabes de qué va esto, tienes una introducción en el link de arriba. También puedes buscar en el índice de la historia y leer desde donde te quedaste.
Hay nuevo movimiento todos los miércoles y sábados. ¡Acuérdate de suscribirte para que no se te pase ningún turno!
- Tercer Acto -
V
«Oro parece»
Al levantar la vista, ves que el agente calvo vuelve al balcón, y te das la vuelta para que no te vea. Caminas hacia la puerta de chapa del patio, sin rumbo, sólo para no parecer más sospechosa de lo que ya eres.
Recapitulas: dos «agentes de clase dos» de un tal «Gremio», armados, espían a Kiko por si aparece por allí un niño con un mendigo.
Justo lo que pensabas. Nada de esto tiene ningún sentido.
Hay una única cosa clara: quieres descubrir qué está pasando aquí, y sólo se te ocurre una forma de averiguarlo. Quizá no la más discreta, pero la más rápida.
✔️
Vas a hablar con Kiko, el frutero
(71% de votos)
Abres el portón metálico y te cuelas hacia el otro lado.
Te gustaría hablar de esto con Óliver y contarle de paso que un albañil rumano te ha llamado bruja. Y strigoi, sea lo que fuera eso. Pero con el móvil en la mano, dando pasos cortos hacia la frutería de Kiko, te debates entre escribirle a tu marido para que riegue las plantas o no.
Tardas poco en darte cuenta de lo estúpido de la situación. Sientes esa incomodidad tirante de tener que pedirle algo al vecino, de molestarlo para decirle que se te cayó un calcetín en su tendedero. Pero este calcetín son tus plantas, y hay una recién germinada que, si la dejas secarse hasta que vuelvas a casa, es probable que muera.
Este último pensamiento casi te hace seguir calle arriba camino a casa, para ir a regarlas tú. Para mucha gente podría sonar estúpido, pero las sientes un poco como si fuesen hijas tuyas.
Sin embargo, te aguantas las ganas de ir tú misma y bajas la cabeza al móvil.
✔️
Escribes a tu marido para que las riegue
(57% de votos)
Hola.
¿Puedes regar las plantas? Se me ha olvidado.
Sólo las del balcón, un poco es suficiente.
Ahora que ves los mensajes, no deberías haber puesto esos puntos finales. Quedan muy formales, como si en vez de pedirle un calcetín al vecino estuvieras pidiendo unos análisis al médico. Tampoco te gusta mucho el interrogante de apertura.
Pulsas para editar el mensaje, pero justamente los ticks se ponen en azul y tu marido aparece en línea.
okk
Y vuelve a desconectarse.
Te quedas todavía un poco más ahí, sobre uno de esos baldosines punteados que avisan a los ciegos de los pasos de peatones. ¿Y si eres tú la única que se siente rara? ¿Y si para él esta es una relación del todo normal? Puede que todos los matrimonios sean así… Un coche se para, sin estar muy seguro de si vas a cruzar o no, y cruzas, por sacudirte los pensamientos de encima con el caminar.
Esquivas un par de clientas del mercado y entras en la frutería. Kiko levanta la vista del móvil y se le sonríen esos ojos saltones al verte:
—¡Oh, la sueca de Vallecas! —la voz algo desafinada por el tabaco—. ¿Qué tal, bonita? ¿Ya has terminado por hoy?
Ese comentario, por primera vez, te recuerda que te quedan cuatro horas más de turno… y que tu descanso terminó hace diez minutos. Kiko deja el móvil y se levanta para darte dos besos. No es que te encante que la gente lo haga, pero con él está bien.
—No, estoy en el descanso. ¿Qué tal te va el día? —dices.
—Jodido. ¿Te acuerdas de los melones estos? —Te señala una isleta en la tienda llena a reventar de melones—. Alguno te has llevado. Vino un corte de melones muy bueno, que la gente no dejaba de pedirlos, y todos los fruteros nos volvimos locos para conseguir más, pero mira tú eso ahora, ni regalados se los llevan.
Los melones tienen un cartel de 2 x 1, pero no parece que nadie se haya llevado ninguno. Con la pérdida del olfato, el gusto se te atenuó mucho, por eso mismo recuerdas bien aquellos melones de los que habla Kiko, porque por primera vez en mucho tiempo saboreaste algo con tanta intensidad.
Te recuerda el hambre que tienes.
—A la tarde me llevo yo —dices—, me acuerdo de que me gustaron mucho.
—Ese es el problema, que los cortes nuevos que están llegando ya no son iguales. No sé si será por los pesticidas o qué carajo, pero ahora nos van a enterrar en melones estos cabrones.
Te ríes. Normalmente las interacciones sociales te drenan, después de una cena con amigos llegas a casa agotada, pero con Kiko es como dejar que te lleve en un baile inofensivo. Los pelos engominados de punta, esa cruz de madera en un cordón negro, los brazos en jarras... No sabes de dónde viene esa fuente de cercanía que desprende, pero está.
—Que te quería preguntar… ¿Has visto tú a un niño y un sintecho por aquí?
—¿Un niño y un sintecho? Pues el Canito será, ¿no? El sobrino mío. Lo habrás visto por el mercado: un chaval con el flequillo canoso, más bueno que na. Hay veces que se pone con la mare a vender flores. Pero no, hace tiempo que no se le ve el pelo —se calla un segundo y hace un gesto vago con al mano—. Está en un campamento o algo de eso me dijo mi hermana, me da.
—¿Y el sintecho?
—El loco que anda por ahí con un maniquí en un carro. A mi hermana no le gusta nada que su hijo vaya tanto con él, pero es un buen hombre el Juan, sólo que se quedó medio pa’lla de vivir en la calle, digo yo.
Ese loco es tu loco, el Tío Juan, con quien solías jugar al ajedrez por las mañanas antes de que desapareciera, y tuvieras que contentarte con Ginés. Es cierto lo que dice Kiko, Tío Juan es un buen hombre, siempre recogiendo estropicios de botellones o tirado en una esquina dándole vueltas a un libro.
—¿Y eso? —dice— ¿Por qué los buscas? ¿Ya te han hecho alguna trastada en el Mercadona o qué? —Eso último le levanta la sonrisa de nuevo—. Tengo tiempo sin ver a ninguno, la verdad.
*Si tienes problemas para votar en la encuesta, dímelo.
📜Diario: Tengo mucha hambre.
🎒Inventario de Nora: Nada.
🗣️Charla de entretiempo (pendiente): Nada de qué charlar.
¡Vota, vota, vota, vota!
Tienes hasta el viernes 11 de julio (8:30 PM, GMT) para decidir qué contarle a Kiko.
🗣️: Recuerda que siempre puedes escribir en comentarios cosas que quieras decirles o preguntarles a los personajes de a tu alrededor (en este caso, a Kiko).
¡Besitos volados!
Este movimiento continúa el:
Sábado 12 de julio
· Esta es una historia dentro del universo de «Caminos de vuelta» ·
Puedes comprar la novela aquí