🍃¿‘Newsletter' tiene pipi o chichi?
Toca un correo de lingüística, largo y tedioso, once minutazos que puedes tranquilamente obviar si no has desayunado bien o no estás hoy para pensar en palabritas y cosas que no existen.
El otro día vi a alguien discutir, acaloradamente de verdad, sobre si newsletter, en español, debería ser masculino o femenino.
Tengo un amigo, Santi, también filólogo hispánico, con el que podemos llegar a lanzarnos una silla a la cabeza discutiendo de Cervantes, de la sinonimia o de pragmática del español.
Pero somos amigos, esas discusiones son una especie de deporte para nosotros y, en cuanto tenemos suficiente, nos damos un abrazo y hablamos sin gritar de cualquier otra cosa, como si nada.
Para mí es entrañable, no siempre tienes la oportunidad de gritarte con tanta pasión en una charla cotidiana para defender si la sinonimia existe o no (sí existe, Santi, mámala).
Otra cosa es cuando veo esas discusiones en internet entre completos desconocidos.
Soy de las personas que creen que, tirarle una silla a la cabeza a tu amigo porque está equivocado, es aceptable (porque yo aceptaría que me la tirara); pero que, al hablar con un desconocido, hay que mantener cierto decoro porque, claro, no sabes si a él le gustan las sillas voladoras tanto como a ti.
Lo curioso es esa gente, que nunca en su vida real le tiraría una silla a la cabeza a nadie, en internet explotan y hacen arder todo a su alrededor con una mala saña que da cosita.
Supongo que no todo el mundo tiene un Santi en su vida y de algún modo tienen que suplir las ganas de entrenar press de silla.
🚔🚨*Wooo, wooo* ¡Alto, policía de la lengua!🚨🔫
La cuestión hoy es que, del marco en el que desconocidos se faltan al respeto por el género de newsletter en español, la pelea terminó siendo anecdótica y me quedé luego pensando en el género de la palabra.
Si sueles leerme, quizá te habrás dado cuenta de que yo uso el género femenino, y el tipo que más cabreado estaba en aquella discusión decía que tenía que ser masculino.
Y eso ya me hizo desconfiar.
No porque defienda lo contrario a lo que yo hago, sino porque dijera que «tenía que ser así».
Hay un grupo de personas en el mundo del que suelo huir en cuanto lo huelo y son aquellos que toman voluntariamente la tarea de ser jueces de la lengua, autocoronándose, como Napoleón se coronó a sí mismo emperador, y sentenciando lo que tienen que hacer el resto de hablantes.
Estos jueces van desde personas que no saben ni deletrear su nombre a doctores en lingüística, y creo que todos dentro de ese espectro están igualmente equivocados.
Porque la historia de las lenguas ha visto demasiados cambios lingüísticos en los que hay un «tienes que hacer» y los hablantes dicen: 👍, y hacen totalmente lo opuesto metiéndole una innovación por la escuadra a la lengua que la hace temblar.
Dicho esto:
No, para mí la RAE no entra en el grupo de arriba
Porque la RAE y la ASALE existen para fomentar la unidad idiomática, por una cuestión práctica: para que todos los hablantes de toooodos los dialectos españoles sigamos entendiéndonos entre nosotros y sigamos entendiendo el español del pasado (esta parte de la diacronía se suele olvidar, pero gracias a eso puedes leer tranquilamente el Quijote original).
Y esto nos parece lo más normal del mundo, pero no lo es en absoluto, fíjate en países como Filipinas en los que los dialectos no se entienden entre sí, y compara su extensión territorial con la de Hispanoamérica, por ejemplo.
El español hace tiempo que debería haberse fragmentado hasta no poder entendernos un carajo.
Sin embargo, si la RAE viera a todos los hablantes diciendo «👍» y pasando de lo que dicen, pondría 👍 en la gramática para mantener la unidad idiomática (aunque esto tiene su trampita y lo podemos discutir otro día).
Lo que digo con esto es que «tienes que, porque lo dice aquí» no es un argumento de tanto peso en lengua como los jueces voluntarios se creen.
En fin, que este intermedio ha sido demasiado largo.
El caso, que si aquellos han decidido ser inquisidores de la RAE, ya sabes que nosotros en Miradero somos corsarios de la RAE y lo que nos gusta es robarnos palabras extranjeras.
Pero no vamos a buscar esta vez el calco y el préstamo de newsletter, sino el porqué podría ser un género u otro.
¡Quítate ya la ropa y enséñamela… o lo, o le!
Hay un argumento que he escuchado por ahí de que «todos los extranjerismos ingleses adquieren el masculino en español porque es el género no marcado» y que alterarlo va en contra de la tendencia natural de los cojones bilingües del que defiende esto.
Bueno, esto no es verdad.
Es verdad que en español el masculino es el género gramatical no marcado; o sea, es masculino y «neutro» (con muchas comillas) a la vez, es el universal, mientras que el femenino es el especifico, sólo puede ser femenino.
Por eso cuando se habla a un grupo que hombres y mujeres se dice «todos» y cuando tienes un hijo y una hija dices «hijos».
Algo que levanta polémica social desde hace unos años y por lo que han empezado a aparecer soluciones como «todes», «hijes» y otras variantes que buscan la inclusión o la neutralidad.
Evidentemente, no vamos a hablar de esto hoy, así que lo aplazamos para otra, si te interesa (aunque es un tema demasiado hablado ya, creo).
Lo que no es verdad, y casi un insulto a la inteligencia, es que todos los extranjerismos ingleses sean masculinos para copiar su neutralidad: la web, la app, la tablet…
Aunque es cierto que hay otras que están vacilando como el/la selfie, quizá el/la playlist o el/la startup, y nuestra querida el/la newsletter.
En estos casos se suele decir que, si el extranjerismo crudo tiene un equivalente en español, toma el género de esa palabra patrimonial.
Fácil, entonces, la traducción de newsletter es «el boletín informativo», así que es masculino y el tipo aquel que gritaba tanto en Twitter tenía razón.
¡Besitos vo…!
No, evidentemente no es tan fácil
Por ejemplo, ¿qué me impide a mí traducirla como «la gaceta informativa» o «la revista informativa»?
Son palabras patrimoniales tan válidas como boletín y son femeninas.
Pero, aparte de estas trampitas con la sinonimia que te hago, algo que sí me parece más sólido: se está asumiendo que todos los hablantes saben traducir newsletter y que sabrán infaliblemente darle ese género.
Y esto no es así.
Hay casos más evidentes como la app (aplicación) o la tablet (tableta), pero qué pasa con startup, ¿de verdad se espera de mí que automáticamente piense: «ah, claro: la empresa emergente, así que es femenino»?
Pues no sé yo, y lo mismo con newsletter:
Puede que haya hablantes que sepan qué significa «new» y qué significa «letter» y creen en su cabeza algo como «carta nueva», y le den femenino.
Otros que sepan que «news» es diferente de nuevo y piensen en «noticias» y, de nuevo, le den femenino.
O puede que ni siquiera lo piensen y simplemente les suene mejor darle femenino (o sea, por analogía con otra palabra que conocen).
Lo que sucede en todo este potaje de hablantes que inconscientemente conocen la tendencia y la aplican, hablantes que conocen la tendencia y la aplican mal y hablantes que ni por asomo conocen la tendencia, es que todos valen lo mismo.
Por mucho que les joda a los inquisidores:
El hablante culto y formado no vale más que el hablante que no lo es.
Es cierto que existe una cosa que se llama prestigio lingüístico y que, cuando un grupo considerado prestigioso usa una forma, el resto de grupos suele copiarla, pero esto no siempre es así, e incluso hay grupos donde el prestigio lingüístico viene precisamente de ir en contra de lo considerado culto.
El caso es que, si una masa mayoritaria de hablantes dice A, A queda fijada sin importar la tendencia a ser B que suelan seguir otras palabras en un contexto parecido.
Y más aún cuando hablamos de género, que, en el mayor de los casos, las palabras en español no recibieron ser masculino o femenino por su asociación a macho y hembra ni por su mayor o menor semejanza fálica, sino que siguen un proceso generalmente arbitrario para cumplir una función oracional de cohesión.
Y, si ni se ha dado con una teoría de atribución del género gramatical que pueda explicarla satisfactoriamente, lo mismo lo tenemos nosotros complicado para encontrarla en Twitter.
Cuestión,
Que le pongas a newsletter el género que se te cante, que en algún momento habrá una forma que sea la predominante y la que quede fijada.
Y ya fue.
Si es la tuya, enhorabuena, y si no, siempre puedes ir a Twitter a lanzarle una silla a la cabeza a cualquier pobre inconsciente que pase por ahí.
Ahora sí,
¡Besitos volados!
P. D.: Ya que, contra todo pronóstico, has llegado hasta aquí pasando por todo este bombardeo de majaderías, te recuerdo que hoy es la última oportunidad para que votes qué portada te gusta más para mi novela.
Ahora mismo están empatadas dos portadas, así que échame una mano con eso ✨
Mi newsletter, y la del trabajo, son femeninas porque me da la gana a mí 😆 las newsletter q hace la Hontanilla 😆
Sin pretender ser un inquisidor, Samuel, (Dios me coja confesado) yo no voy a ser quién opine sobre el género que debe tener cada palabra, para ello está la RAE, institución que no tiene homóloga en inglés, ni en Reino Unido ni en EEUU (me refiero de manera centralizada). Por tanto debemos estar orgullosos de tener a una institución que mire por nuestro idioma. 😉
Dicho lo cual, en estos casos siempre me pregunto: ¿Por qué diablos nos empeñamos en usar palabros extranjeros, cuando tenemos el nuestro propio en castellano? Con el rico y cojonudo idioma que tenemos, ¿por qué no usar boletín, o bitácora, por ejemplo? 🤷🏻♂️ 😅
Siento no entrar al debate, pero es que yo soy de la misma idea que Pérez Reverte, y al él le dan hostias por todos lados cuando habla del género en las palabras, por tanto, imagina lo que harían conmigo. JAJAJA. 🤣
¡Larga vida a la RAE! 🙋🏻♂️