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Segundo Acto, III
«El corredor de la dama»
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Diálogo abierto
(comentario con 4 votos)
El profesor y la chica encadenada te miran. Algo en ella te resulta familiar, o simpático. Quizá sea ese pelirrojo intensamente naranja, de caricatura, o lo descuidado de la ropa, como de granjera irlandesa, o ese olor a niebla de montaña… Aunque tal vez sea sólo por haber conseguido hacerle pasar un mal rato al ex marido de Alma.
Asientes:
—Tranquilo, doctor. Yo me encargo.
Y se le desliza una mirada hacia ella, complacido, como al niño que la maestra da la razón en una riña: a la seño que vas, dicen las cejas en escuadra. Y extiendes una mano hacia ella:
—Dame la llave.
Las cejas grises se curvan hacia ti, confusas:
—Ya le dijo Claudia por teléfono. Se la ha tragado.
—¿Qué?
La chica sonríe, con una coquetería irónica, y ladea la cabeza.
—Pensaba que había dicho que traería un cortafríos.
—Oh… No hace falta —dices.
Das un paso más hacia la chica, ya sin sonrisa, y, sin que se lo pidas, te ofrece la mano; la palma hacia arriba, los dedos curvos, garfios rendidos, y las uñas mordidas hasta donde le han podido alcanzar los dientes.
La tomas de las esposas.
Sabes más de llevarlas puestas que de quitarlas, pero son de las buenas, y la chica es lista como para no habérselas apretado apenas. Una vez, un policía casi te parte el radio con una de estas.
Haces fuerza con el pulgar y la cremallera de la esposa se cierra hasta ceñirle la piel.
La chica levanta la vista de la muñeca para mirarte, sin entender el juego. Cierras las esposas dos dientes más y reprime una queja.
—Dame la llave de repuesto —dices—. No estás tan loca como te gustaría.
Te mira en silencio. Sonríes, pero no encuentras complicidad.
Bajas la vista para apretar dos dientes más y, con la presión de la sangre, ahora se hace evidente un telar de pequeñísimas líneas horizontales, blancas: cortes mínimos en escalera desde la muñeca hasta mitad del antebrazo. Por encima de todos ellos, grueso, como un muro de Berlín rotundo, una cicatriz vertical los divide en dos.
—Deja de jugar a la Santa Inquisición —dice—, esto no va contigo.
Notas movimiento a la espalda y, al mirar, ves al profesor subir los ojos de tu chaqueta a las gafas de sol:
—Ese no es el uniforme de seguridad… ¿Tú quién eres?
Era cuestión de tiempo. Sueltas la muñeca de la chica, pero no la sostiene, la deja caer hasta quedar colgando junto al radiador. De perdidos, al río:
—¿Es verdad lo que dice?
—¿Cómo?
—Que Alma lleva desaparecida tres meses. ¿Es verdad?
—Y a ti en qué te concierne dónde esté Alma. ¿Quién eres?
Das un paso hacia él, y no retrocede:
—¿Por qué nos han dicho que estaba de baja?
Levanta la barbilla, más para enarbolar orgullo que para salvar los centímetros que os separan. Huele artificial, a loción de afeitado:
—Porque lo estaba, y lo sigue estando allá donde sea que se encuentre. Alma es una mujer inestable; mental y físicamente enferma. Y ni ella, ni tú, ni nadie me puede exigir que sea su enfermero guardián para toda la vida.
La pelirroja se burla con un bufido a tu espalda. Miras sobre el hombro y, en el marco de la puerta, está Claudia con el vigilante de seguridad.
—A ver —dice el vigilante.
Más grueso que fuerte, amasado, una figura de barro humana, da dos pasos hacia la chica y acerca las tenazas con cuidado, como si fuera a reparar un reloj en vez de a cortar unas esposas.
—Quieto, quieto —dice ella.
Se estira el cuello del jersey y se busca dentro hasta sacar una llave minúscula. Antes de que se libere, el vigilante le sostiene el antebrazo con una mano somnolienta. Así mismo, como si hubiera venido a por un paquete, se la lleva, sin más.
—¿Qué haces aquí, Benito? —te dice Claudia, muy cerca del profesor.
—Sólo venía a preguntarle una cosa de la memoria final del curso, pero me encontré con esto.
En cuanto el vigilante cruza la puerta con la chica, das un paso para seguirla, pero el profesor te planta una mano en el pecho.
—No tan rápido, vaquero.
Miras la mano.
—Que no hemos terminado de hablar.
Lo miras a él.
🧭 Ventana de Rasgo 🧭
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📜Diario: Clases, exámenes, trabajos… Nada interesante.
🎒Inventario de Beni: Nada fuera de lo normal.
🗣️Charla de entretiempo (pendiente): Nada de qué hablar.
Primera oportunidad para que Beni saque a pasear las tortas, ¿qué querrá el coliseo mirandero esta vez? 🫣
Recuerda que tienes tres días, hasta el domingo 15 de diciembre, para votar en las dos encuestas.
¡Besitos volados!
Beni es un artista con los dibujos y trabaja en un centro de tatuajes.
Pues he vuelto a leer los rasgos del personaje de Beni, y diría que le pega tanto ser portero de discoteca como músico. Y creo que me inclino por lo de portero. 😄 Pero se lo quiere dejar, porque se da cuenta de que la noche le confunde...