Anteriormente en Antes de rendir el alma…
(Resumen de la historia para nuevos lectores)
Tienes el anterior movimiento de Benito aquí:
Si no sabes de qué va esto, tienes un resumen en el link de arriba. También puedes buscar en el índice de la partida y leer desde donde te quedaste.
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Segundo Acto, IX
«El corazón del bosque»
A tu derecha, de una luz esperanzada, naranja, brota la mano imposible de un hermano bestial; a tu izquierda, la mano temblorosa y pálida del tropiezo en un acantilado.
Dudas.
Hay una clarividencia tétrica que te titila dentro, te dice que tomar la mano con garras desprenderá algo de ti para siempre, pero…
No me abandones… No me abandones…
Qué quedaría de ti después de desoír un lamento como aquel.
✔️
Tomas la mano bestial
(78% de votos)
Su mano se cierra con fuerza y ese vello corto de la palma seca el sudor de la tuya.
La mano pálida se retrae como escurrida al fin al otro lado de la raíz y, con su ida, un barrido de luz te ciega, te vela el mundo con un destello blanco que borra el altar ante ti, los árboles y el cielo nocturno:
—No hay respuesta ocular —oyes desde el otro lado. El hombre sigue hablando, pero la voz se ralentiza hasta convertirse en un gruñido incomprensible.
Perdido aún en el destello, la única prueba de que sigues conectado al mundo es esta mano, que te sostiene firme mientras los bordes de tu visión se aclaran y van dibujando, con la viveza del presente, el cielo nocturno, las copas encapotadas de los árboles, el altar de piedra…
Contienes la respiración y te tensas con el sobresalto.
Ante ti, un ser más corpulento que tú te mira con aprobación. Tiene la nariz chata de un felino, pero los ojos bien podrían ser los de un humano, si pasaras por alto esos iris naranjas. El mismo pelaje corto de la mano le cubre todo el cuerpo, aunque ahora ves que es de un color entre verdoso y azulado.
—Ber'zarani —dice en un trueno de voz—, no serás tú Faer el Inquieto, pero no me he equivocado al llamarte hermano.
Asiente al apretar una última vez la mano y la libera para estudiarte en silencio, como tú a él. Tiene barba, y el tono más claro que el resto del pelaje te hace pensar en canas; un color que se repite en el pelo trenzado, largo hasta perderse tras los hombros.
—Humanos —Descubre unos colmillos terribles con la sonrisa—. Sois calvos, como los hęrtigos. Pero no sois como los hęrtigos.
Te da dos palmadas amistosas en el hombro. La túnica que lleva, sin mangas, te recuerda vagamente a cierta conferencia en la universidad sobre el siglo XVI chino.
—Y tú… ¿Qué eres?
—Eshayia —Levanta un índice como para señalarte una curiosidad—. Probablemente el último de los Eshayia que se resiste a morir, si se puede decir que un ber’zarani está vivo.
Tras él, ves agitarse una cola, más poblada que le resto del cuerpo, como la de un leopardo de las nieves, quizá, pero también en ese color entre esmeralda y turquesa, imposible en cualquier mamífero que conozcas.
Te sorprende que te cueste tan poco decirlo en alto:
—¿Estamos muertos?
—Yo seguro que sí —arrastra la risa mientras habla—. Si estás muerto o no, es algo que me tendrás que decir tú, amigo mío.
Miras a tu alrededor: un ser alado que se esconde entre las ramas, hojas púrpuras, apagadas, casi negras. Tanteas las raíces con la punta de la bota, sientes el frío húmedo de la piedra al tocar el altar. Respiras y ese olor imposible que perseguía a Luna se define en todo lo que te envuelve.
Si esto es un sueño, nunca has tenido uno parecido; si esto es real, es imposible que estés en la Tierra.
—¿Dónde estamos?
—Esperaba que tú trajeras más información sobre eso —El Eshayia se cruza de brazos y los músculos se le subrayan—. Al fin y al cabo, fue un humano el que me metió aquí.
—¿Eres una especie de genio en una lámpara o…?
Alza una ceja, esa misma que tiene partida por una cicatriz:
—Creo… que no. Bueno, me puedes llamar Gu… —Pero la sonrisa jocosa se le curva en solemnidad—. No. Has unido tu destino al mío, es justo que te entregue mi nombre. Me llamo Aug’naar Drahary.
Al escuchar su nombre, algo se te retuerce dentro, como un garfio que se te clavase en el pecho para tender un puente entre ese ser y tú. De algún modo, vuelves a sentir una unión física con él. Si cerraras los ojos, notarías su mano estrechar la tuya igual que durante la ceguera.
—Soy El Último Guardián de Eshayia. Mi alma pasó siglos encadenada a una armadura tras la muerte, hasta que un humano me liberó, pero sólo para volver a atraparme en este lugar. Aunque no tuviera intención de ello, quiero creer. No sé si esto me convierte en un genio, en tu forma de llamar al mundo.
Dentro de ti ya sabes la respuesta, casi retumba a gritos, pero preguntas:
—¿Quién era ese humano?
Hace un gesto despreocupado con la garra:
—Un ser quebradizo, no tan bien formado como tú, Cándido es su nombre entre las cosas del mundo.
—El hermano de Luna…
—¡Exacto! Es pálido como una feyia de la Cuarta Luna, yo pensé lo mismo al principio, pero no, te puedo asegurar que es un humano como tú —Su voz no deja de electrizarte el vello; si un león pudiera hablar, sonaría así. Ojalá pudieras grabarla—. El hombrecito encontró el anillo de Faer el Inquieto y, por puro azar, azar del malo, cambié mi prisión de la armadura al anillo.
Bajas la vista. Ahí está, ese oro bastardeado en bronce, irregular, en tu dedo corazón. Aug’naar te mira también a las manos, pero, si es capaz de verlo, no lo parece.
—Sé que un ber'zarani no ha de entregar su nombre a desconocidos, pero ¿cómo he de llamarte?
—Mi nombre es Benito, pero ¿qué es un ber'zarani? Ya lo has dicho varias veces.
—Oh, un espectro, literalmente un «oscuro hambriento». Seres que no existimos ya en un único plano, que debimos emprender el camino hacia algún lugar. Un camino que nos fue interrumpido.
—Oscuro hambriento… Entonces no creo que yo sea un ber’zarani, ¿no?
El Eshayia se encoge de hombros y, por un momento, que ese ser tenga la misma gestualidad que tú, te parece más curioso que este bosque tenebroso y todo este sin sentido.
—No lo sé, pero si no sabías qué es un ber'zarani, al menos has de saber que no debes dar mi nombre a ninguna criatura viva, sería peligroso —baja la voz—. Para mí.
—Tranquilo, no lo haré.
Y silencio.
Aug’naar espera tus palabras, pero la verdad es que no tienes nada que decirle.
—Es evidente que sabes mucho más que yo —Haces un gesto al aire— de todo esto. Me he quedado para ayudarte a salir de aquí. Bien, ¿cómo te ayudo?
Asiente y, al respirar hondo, ruge sin pretenderlo:
—He tenido algún tiempo para pensar en que, si estoy en lo cierto, si esta es una reproducción del Bosque dentro del anillo de Faer, él ha de estar en alguna parte. O, al menos, una fracción de él aún ha de estar aquí, esa misma energía suya que mantiene esta cárcel viva.
Pese a todo, ves alegría en sus ojos. Tú mismo sientes su alegría dentro de ti.
Recorres los lindes del claro con la mirada. No sabes cómo de extenso será el bosque, pero, entre los huecos de los troncos, no alcanzas a ver un fin cercano. Aparte de eso, ante ti, sólo ese altar de piedra, alineado con el centro del claro e incrustado en cientos de raíces.
Jugueteas dándole vueltas al anillo con el pulgar mientras piensas. ¿Cómo encontrar a ese Faer?
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Acción libre
📜Diario: Ayudar a Aug’naar Drahary.
🎒Inventario de Beni: Anillo de Faer el Inquieto.
🗣️Charla de entretiempo (pendiente): Indagar en el porqué del tatuaje de Luna: «Unchosen».
¡Nueva mecánica! 🎉
Es facilita, en vez de ponerte acciones en la encuesta, propones una acción en comentarios y, la acción más votada, es la que hará Beni. Además, esa acción puede incluir una línea de diálogo.
O sea, es como «💬Diálogo abierto», pero no se restringe sólo a hablar, sino también puedes actuar.
No es una decisión fácil la de este movimiento, así que cuanta más actividad en comentarios, mejor.
Es decir,
¡COMENTA! ⛈️⛈️
Este es un buen momento para recordarte que puedes escribir en comentarios, independientemente de la acción y las votaciones, qué te gustaría decirle o preguntarle a Aug’naar como charla de entretiempo🗣️
Tienes hasta el domingo 5 de enero (6:15 PM, GMT) para dejar tus comentarios
Sí, es oficial. Antes de rendir el alma ya es lo suficientemente internacional como para que haya lectores que se lían si no ponemos huso horario, lo cual no deja de ser un problema bonito ✨
Eso, propon tus cositas de hacer para Beni.
¡Besitos volados!
Le preguntaría a Aug’naar si Cándido también está encerrado en ese bosque, dado que lo ha visto antes, si es así, le pediría que me llevara con él.
A ver si así averiguan más cosas sobre Faer el inquieto y sobre la forma de salir de ese bosque o de quedarse, si ese es el camino que deben emprender. 🤷🏻♀️
Me gusta mucho el rumbo que está tomando la historia y me encanta Benito! 🥰
Se me ocurre una acción posible: Que Benito haga el amago de quitarse el anillo, sólo un segundo, para ver qué pasa con Aug’naar, y con el entorno en el que su consciencia se encuentra ahora (el bosque).