Tienes el anterior movimiento de Benito aquí:
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Segundo Acto, VI
«Leguas de centímetros»
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Alargas la mano para tocar el anillo
(70% de votos + 🧭)
Es innegable: el olor viene de ahí, casi te llega su aroma en aros, como quien los forma con humo al fumar, aunque hechos estos de una hierva desconocida, un roble cobrizo, una arena de conchas negras que alguien hubiera enterrado en el bosque… pero ¿eso qué coño es?
Ni siquiera piensas en lo raro que pueda ser, pero necesitas tocarlo, contrastar con otro sentido qué carajo es eso y por qué no has olido nada igual en toda tu vida.
Y alargas una mano.
Luna extraña el gesto y, a un palmo de llegar al anillo, te la aparta de un manotazo.
—¿Qué haces?
—¿Tú no lo hueles? —dices.
—¿El qué? Tío, te estás empezando a pasar de raro.
—¡El anillo!
El anillo es de un dorado pobre, de un calibre demasiado grande para los dedos de Luna, que, aún con desconfianza, lo toma para mirarlo más de cerca. No te cabe duda, el olor viene de ahí, lo mismo que cuando entras en un taxi y casi te imaginas el aire curvándose en torno al ambientador; así te pasa con el anillo y ese olor denso y pegajoso.
—A ver… —dice y lo vuelve a dejar caer—. Algo huele, pero vaya, no como para ponerte en plan Gollum tampoco.
Se estira el jersey para metérselo dentro y lo vuelves a ver, igual que cuando se buscó la llave en el sujetador, pero ahora estás más cerca como para leer:
U N C H O S E NDios te guarde
Lleva tatuado en el cuello, centrado, muy cerca de ahí donde se unen las clavículas.
Estás acostumbrado a los tatuajes, trabajas viéndolos entrar y salir por la recepción del estudio, los suyos están intensamente negros, como recién hechos, aunque lo más probable es que sea por el contraste con lo blanca que es su piel.
—¿Dónde lo compraste? El anillo.
—Era de mi hermano, lo encontré en su apartamento cuando desapareció.
—¿No te parece raro? O sea, quizá haya una conexión.
—No se me ocurre cómo un anillo que huele a incienso puede relacionarse con secuestradores armados, la verdad. Bueno, ¿vamos a la cerveza al final o hay algo más que me quieras oler?
Tal cual lo dice, se ruboriza algo, quizá por haber sonado más brusca de lo que había calculado. Aparta la mirada. Pero le das tregua, sólo te vuelves a girar hacia el edificio y pronto se coloca a tu altura.
—¿Tienes más tatuajes? —dices.
—Unos cuantos, ¿tú?
—No, pero trabajo en un estudio.
—¿¡Haces tatus!?
—Estoy aprendiendo, todavía no me dejan pinchar a gente.
—Yo te dejo. Además, siempre me dicen que mi piel es genial para tatus.
Sonríes:
—Te tomo la palabra. ¿Tienen significado o…? —dices, mirando al lugar donde, aunque ahora ocultos, los viste.
—Significa «no elegido», porque yo no elegí estar aquí, pero aquí estoy —Levantas las cejas—. Y «Dios te guarde» porque fue lo que me dijo mi abuela cuando se lo expliqué. Me lo tatué al día siguiente.
Así que es ese tipo de chica, piensas, a punto de decirlo en alto.
—Oye, pero ¿no es un poco raro un tatuador sin tatuajes?
Dejas de buscar a Pablo, a lo lejos, en las mesas que ya se empiezan a ver, y la miras de nuevo. Se rasca bajo el tatuaje y, al sentirse mirada, para, esperando tu respuesta.
—Me lo dicen todos, que hasta que no me tatúe no me van a dejar tatuar a nadie, pero no sé, no creo que tanga nada que ver —Vuelve a rascarse—; o sea, ¿tatuarme me va a hacer mejor tatuador? Es como si un cirujano tuviera que operarse para demostrar que sabe operar.
Te huele a brasas; no a cigarro: a incendio.
Estás a punto de decírselo a Luna, pero ya has hablado demasiado de olores, tampoco quieres regodearte en parecer un trastornado.
—¡Ah!
Entonces, contrae la cara, en una punzada de dolor y encoge los hombros, como hurtando el cuerpo a algo. Mete la mano rápido en el jersey y, al sacar el collar, el anillo está incandescente; tanto, que apenas aguanta un instante más en el cordón hasta que lo quema y cae al suelo, ante vosotros.
—¿¡Pero qué…!? —dices, apartándote.
En mitad del camino, de tierra en esa parte del campus, el anillo pasa del brillo anaranjado, incandescente, a su color original: un dorado oscuro que casi lo hace confundirse con el camino. El aroma es tan intenso ahora que te cuesta oler nada más que esos brotes dulces de plomo y lavanda.
Esto está empezando a ser más raro de lo que puedas explicar.
📜Diario: Clases, exámenes, trabajos… Nada interesante. Aunque… ¿Qué carajo le pasa a ese anillo?
🎒Inventario de Beni: Nada fuera de lo normal.
🗣️Charla de entretiempo (pendiente): Nada de qué hablar.
¡El anillo raro ataca de nuevo!
Tienes hasta el miércoles 25 de diciembre para votar qué hacemos con el anillo.
Recuerda que en cualquier momento puedes comentar, bla, bla, bla, iconito de charla de entretiempo 🗣️, ble, ble, ble, lo que quieras que Beni diga o pregunte, bli, bli, bli, iconito de charla otra vez 🗣️.
¡Besitos volados!
Di cosas 🗣️
Este movimiento continúa en:
Cosas 🗣️, cosas 🗣️
Ajaaaa ahí está la oportunidad de tocarlo y no lo piensa ni un segundo, veloz como un águila para atrapar su presa se lanza a cogerlo sin dudar. ¿Qué reacción tendrá el anillo al ser tocado por Beni? ¿Qué sentirá Beni en su cuerpo cuando lo
coja? Quizá la quemadura sea su primer tatuaje no elegido….
A ver, aquí está claro que queremos que Beni toque el anillo, sé un niño bueno y nos hagas sufrir más!
Lo del tatuaje pinta muuuy interesante! A ver qué camino abre eso!
Ya que has comentado que Luna tiene la piel ultrablanca, dime que es rubia como la 🌙Lovegood! Molaría mucho!
Y ahora no se hable más, a escribir para nosotros! Correeee!