🌾XXI: Antes de rendir el alma
Continuación de la historia de Alma (Vigesimoprimer movimiento)
Anteriormente en Antes de rendir el alma…
(Resumen de la historia para nuevos lectores)
Tienes el anterior movimiento de Cándido aquí:
Si no sabes de qué va esto, tienes un resumen en el link de arriba. También puedes buscar en el índice de la partida y leer desde donde te quedaste.
Hay nuevo movimiento todos los lunes y viernes. ¡Acuérdate de suscribirte para que no se te pase ningún turno!
❌
Vas hacia…
(pifia, votación empatada)
—Creo que deberíamoz ponernoz en camino ya.
Lila aparta la vista del libro y asiente. Se agacha para tomar el casco del suelo y la imitas antes de empezar a subir la escalera, de vuelta al día.
—¿Qué pone el libro? —dices hablando sobre tu hombro—. Parece que al final haz podido leer algo.
—No, no tengo ni idea. Sólo pensaba… La voz es una voluntad, pero la escritura parece más un compromiso. Yo puedo comunicarme con cualquier ser porque puedo leer esa voluntad viva en ellos, porque la he visto repetida en innumerables especies: insectos y aves, flora y rocas, mamíferos y dumíferos… Cualquier vida que haya cruzado nuestro seno, ha sido escuchada y respondida, porque nuestras voluntades han sido siempre una que late más allá de la forma arbitraria que hayamos tomado.
Salís al sol y la esperas para poder mirarla mientras habla:
—Sin embargo —dice emergiendo a la luz—, la escritura… La escritura es un secreto, un pacto restringido, abstracto, donde las voluntades se disipan en una nube de garabatos que pudieran o no significar lo que significan, pero que, ambas partes, saben infaliblemente lo que significa en cada momento para dejar de significar lo que potencialmente podrían. La escritura es un laberinto demasiado artificioso para mí, por eso me resulta tan interesante, porque me cuesta entender cómo dos seres fragmentados en el tiempo y el espacio deciden sacrificar la voluntad de voz viva en favor de… No lo sé, en favor de longevidad, tal vez. La escritura parece un desafío a la muerte de los que sois mortales, el rapto de la eternidad que no merecéis todavía.
—¿Por qué no la merecemoz?
Se detiene en medio del patio para mirarte, como si te buscara algo en los ojos. Luego continúa hacia el portón:
—Por lo mismo que se le niega la luz a un pimpollo con la sombra de los más antiguos árboles, para forzarle a crecer por encima de las copas que ya están, para ganarse su luz a través de engrandecer el bosque. Cada especie mortal es una promesa de superar lo divino, creo que entenderás mejor si uso esa palabra concreta. Cuando vuestro tronco demuestre ser capaz de aguantar vuestro peso hasta llegar a las copas de los que llevamos aquí tanto, tal vez entonces.
—¿Erez… un dioz?
—Claro, Cándido —Te sonríe—. Aunque esa palabra no significa nada para nosotros, sólo puede tener algún valor para los que todavía pueden imaginarla, para los todavía mortales. Es la primera palabra que he podido leer en este libro, porque parece que todas las palabras orbitaran en torno a esa. Es tan grande la sed que no pueden dejar de hablar del agua.
—¿Cuál ez la palabra?
—Eshayia.
Subes al bloque negro que obstaculiza el portón y tiendes una mano para ayudar a Lila. Sientes que la acepta, sonreída, como formando parte de un ritual gracioso. Saltas al otro lado:
—Hay algo que no entiendo. Dicez que erez eterna, pero, zin embargo, te reproducez, eztamos yendo a buzcar al Heredero, al legado del bozque.
Al verla saltar, te das cuenta en la estampa tan extraña de ver a alguien con armadura y calzando pantuflas de dentro de casa.
—No me reproduzco.
Lila se queda callada un rato, pensativa, hasta que al fin continúa:
—Por ejemplo, un bítribo cambia de piel después de cada estación carmesí. Entiende al Heredero como el resultado de mi renovación y, a mí, como la piel muerta que deja a su paso. Si no recuperamos al legado, si no vuelve al seno del bosque para nutrirse de nosotros, el bosque será piel muerta para siempre, cada vez más descompuesta, hasta que deje de existir.
—¿Por qué alguien querría robar al Heredero? ¿Para qué la quiere el jinete?
—Hay diferentes especies en este mundo y no todas aprecian la vida; una ignorancia tenaz en ellas que las lleva a ver la existencia de un modo terriblemente ajeno a la realidad. Hubo una vez un pueblo señalado para crecer hasta ganarse su propia luz —No te pasa desapercibido cómo, de pronto, acaricia el dorado cobrizo de la armadura—, pero eso fue en otro tiempo. Es claro que el jinete Hęrtigo quiere interrumpir el ciclo de renovación; sus motivos, los desconozco.
Camináis en silencio durante bastante después de eso.
Estás digiriéndolo todo. Sin embargo, te asombra la plasticidad o la adaptabilidad humana. Hace unas horas estabas volviendo del laboratorio con los partes en la cabeza que mañana, bueno, hoy, tendría que contrastar tu relevo y ahora estas discutiendo, tranquilamente, la renovación divina de un bosque.
Las lilas brotan con más fuerza que antes al paso de tu compañera y, al ver la pierna prostética, recuerdas a la otra y breve acompañante que fue tu vecina:
—¿La dueña de ezte cuerpo eztá aún viva?
Te apunta rápido con ese destello violeta de la mirada:
—Dueña —repite con una risita suave—. Es nuestra partícipe ahora, por eso podemos ser nosotros en ella y ella en nosotros. Mezcló su vía con la nuestra accidentalmente, si es que los accidentes pueden existir. La dueña de este cuerpo vive en nosotros y vive en el Heredero y vive en esta carne que tú llamas suya.
—Pero… ¿podrá volver a reunirce en un único cer?
—No, no se puede revertir y menos ahora que el bosque se ha alojado en su carne. Nadie puede escalar su prosapia, sólo puede ser consecuencia de ella. El Heredero no puede ser nosotros, ni tendría sentido que lo deseara. Ella no podrá volver a ser lo que era, aunque pudiera desearlo con todas sus fuerzas.
Lila se detiene. Mira fijamente, a unos veinte o treinta metros, uno de esos grandes bloques negros del camino, restos del bestial asedio a la fortaleza que dejáis atrás:
—Hay algo detrás de esa roca.
Ver a Lila tan sumamente seria te remueve por dentro. Hay algo en su expresión que va más allá de estar preocupada. Mira a la roca un poco como miraba al libro, con un desconocimiento inquietante, pero como si, esta vez, el libro fuera un abismo oscuro y tratara de medir el fondo.
No se sobresalta como tú cuando, del otro lado de la roca, sale un humano.
Os mira, como si consultara la hora en una torre lejana, y sube despacio la ladera hacia vosotros. Es un tipo vestido de negro: zapatos, pantalón y jersey de cuello alto. Camina con la vista en el pasto ante sí, molesto, y sólo puedes ver su peinado, clásico, tal vez, o neutro, sin más.
—Ese ser no es tu igual, aunque lo parezca —susurra Lila, tal vez en un pensamiento o en una advertencia.
Cuando llega a vuestra altura, te das cuenta de que es más corpulento y alto de lo que parecía.
Cara de pocos amigos. De pronto esa expresión cobra una dimensión verdaderamente significativa. Os mira las armaduras, el paraguas y, por fin, a los ojos. Son de un marrón demasiado oscuro, cargado, no sabes bien si por la ira, el desdén o el cansancio:
—¿Os habéis divertido? —dice una voz cruda.
—¿Quién erez?
—Quien os va a llevar de vuelta.
💬
Diálogo abierto
🎒Inventario de Cándido/Lila: Armadura antigua. Libro indescifrable. Paraguas.
Te toca hablar a ti y decidir cómo toreamos, o no, a este señor misterioso.
Recuerda que en «💬 Diálogo abierto» comentas abajo, públicamente, qué quieres que diga Cándido y el resto de lectores votará. La opción con más votos será la que diga nuestro pelirrojo en armadura.
Abajo en el Libro de reglas está toda la info ✨
Tienes hasta el miércoles 23 de octubre para sumar tu propuesta.
¡Besitos volados!
Repite "¿Quién erez?"
Pero de donde vienez tú??
De vuelta, a donde??