Anteriormente en Antes de rendir el alma…
(Resumen de la historia para nuevos lectores)
Tienes el anterior movimiento de Cándido aquí:
Si no sabes de qué va esto, tienes un resumen en el link de arriba. También puedes buscar en el índice de la partida y leer desde donde te quedaste.
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🎒
Conservas el libro y te vistes con la armadura
(100% y 56% de votos)
Has jugado los suficientes videojuegos como para reconocer un buen loot, un buen botín, cuando lo ves. Sería un desperdicio dejar esa armadura aquí. Además, estás medio desnudo…
Miras a Lila. Sigue ensimismada pasando páginas del libro.
Ahí está lo que queda de tu camisa, vendándole el cuello. A decir verdad, más allá de la magia y el espectáculo de luces, tienes auténtico interés profesional por lo que esté pasando debajo de ese vendaje del Zara. Después de perder tanta sangre, Lila no debería ni siquiera poder mantenerse en pie; sin embargo, ha recorrido todo el bosque y subido la colina a las ruinas como si nada. Supones que ser la encarnación del espíritu natural de un bosque ayuda con ese tipo de cosas.
Pero empiezas a lo tuyo.
Con algo de vergüenza disimulada, buscas cómo abrir la armadura para ponértela y encuentras en un costado dos correas con hebillas. Mientras las sueltas, el brazo se desprende y se escurre por la manga de malla, como un tobogán de huesos que termina por llamar la atención de Lila. No dice nada, sólo ve cómo tomas la coraza y la observas con fingida curiosidad, como si no se te hubiera ocurrido todavía robársela a un esqueleto.
Nunca has tenido una armadura humana en brazos, pero te sorprende que sea tan ligera, algo que te anima todavía más a querer quedártela. Al desprender la coraza, descubres que esa falda de malla que asomaba es, realmente, una cota de mallas completa, un vestido de miles de argollitas de cabeza a rodillas.
Quitársela a un esqueleto con delicadeza va a ser imposible, así que, perdida ya toda decencia, tomas al esqueleto por las hombreras y lo sacudes como si fuera una manta. Los huesos caen en avalancha por la apertura de la falda.
—¿Por qué… haces eso? —dice Lila, realmente intrigada.
—Parece que ezte mundo ez peligrozo, quizá lo mejor cea protegerce como podamoz.
Suenas más convincente de lo que esperabas, porque Lila se lleva una mano al cuello, palpa la herida y asiente para empezar a desvestir al otro soldado, zarandeo y avalancha de huesos incluidos.
Sueltas las hombreras, sacas el cráneo del casco con bastante repelús y, aguantando la respiración, como si fueras a saltar a una piscina, te vistes con la cota de mallas. Sonríes y sigues con la coraza y las hombreras. Miras hacia abajo: parece que estás mamadísimo del gimnasio o que fueras un jugador de fútbol americano. Te das un par de golpes en la coraza, mueves los brazos… Te imaginabas esto mucho más incómodo.
A tu lado, Lila tiene algunos problemas para vestirse con la suya. Acercas algo más la luz del móvil y la ayudas con las hebillas. Atareado como estabas, no te habías fijado en que Lila se ha quedado muy quieta. Tiene los ojos cerrados, la palma sobre el pecho de la coraza. De las líneas de los párpados, dos hilos de humo violeta ascienden, brillantes en contraste con la linterna del móvil. Inspira muy hondo y, cuando espira, una bocanada de copos de luz llena la cámara.
Planean como semillas de dientes de león y quedan pegados aquí o allá en lo que se van topando; son tantos, que, pese a las paredes de roca negra, ya casi hacen inútil la linterna.
Te mira y asiente varias veces con una sonrisa, acariciando el metal de la coraza.
Cuando se da la vuelta para seguir con el libro; tú, en secreto, también inspiras muy concentrado y espiras, pero nada…
✔︎
Investigas más la cámara
(67% de votos)
Con la nueva iluminación, la masacre que hubo ahí es más evidente; aunque, sin el acecho de las sombras, algo menos escalofriante.
Es una cámara rectangular y ahora puedes ver que, a lo largo de las paredes, en hilera, hay restos de lo que hubo de ser esterillas o lechos. Algo curioso: la mayoría de cuerpos está, precisamente, en sus lechos. Quizá lo más lógico habría sido que, al bajar los invasores, todos corrieran al fondo de la cámara para defenderse, sin embargo…
Te acercas a una de esas parejas de esqueletos, madre e hijo, y piensas mirando ese abrazo eterno. Se te cierra la garganta. Quizá fueron las propias madres las que, antes de entregar a sus hijos, ellas mismas los…
Te apartas de allí. Por lo demás la sala tiene algunas ánforas, probablemente donde guardarían comida o agua, y algunas pertenencias, pocas, cerca de los lechos; pero suficiente robar a los muertos por hoy.
Vas al fondo de la sala, un poco más allá de donde estaban los dos soldados. Esta zona es la peor iluminada, casi ninguno de los copos brillantes se ha pegado aquí. Enciendes de nuevo la linterna y aparece ante ti un emblema que reconoces, porque lo tienes grabado en la coraza, a la altura del esternón, aunque hasta ahora lo habías tomado por mera parte del diseño de enredaderas.
Es un árbol, el mismo árbol de tronco chato y ramas retorcidas, y, cuando lo tocas, notas que tiene algo de juego en la pared, que la pieza se mueve como parte de un mecanismo.
Tratas de pulsarlo, girarlo, presionarlo con toda tu fuerza, sacarlo de la pared, pero nada. A tu espalda, Lila ha vuelto a la no-lectura del libro y, al ver que los copos de luz no son suficientes para no-leer todo lo que le gustaría, inspira de nuevo y espira más de esas semillas voladoras.
Satisfecha, vuelve a pasar páginas mientras los copos planeadores iluminan tanto como bajo el sol la cámara; sin embargo, al llegar a tu altura, sólo algunos se pegan a las paredes, el resto desaparece por las hendiduras de la roca, como navegando una corriente de aire.
Una salida.
Si eso es una puerta, quien sea que la atravesara parece que se llevó la llave encima.
Pero… si había una salida, ¿por qué no huyeron todos?
Una respuesta te araña por dentro: porque si los invasores no hubieran encontrado a nadie aquí, también habrían sabido que hay una salida. Miras con otros ojos a los esqueletos a tu alrededor. Cubrieron, con su muerte, con la muerte de sus hijos, la huida de alguien.
Mejor dejarlos descansar en paz.
🗣️ Charla de entretiempo 🗣️
🎒Inventario de Cándido/Lila: Armadura antigua. Libro indescifrable. Paraguas.
¡Más mecánicas nuevas!
Ya que tenemos una compañera de viaje, vamos a aprovecharlo. Hay algo nuevo encima de la encuesta:
«🗣️ Charla de entretiempo🗣️».
Es parecido a «💬Diálogo abierto», pero menos restrictivo. En este caso no se trata de responder en una conversación ya empezada, sino de crear una conversación casual con otro personaje.
¿Qué te gustaría preguntarle a Lila o qué te gustaría decirle? Pues escríbelo en los comentarios para que, de camino a donde vayan, conversen sobre eso.
Dentro de lo posible, trataré de poner todos los comentarios/preguntas en la conversación, sin importar la cantidad de votos de otros lectores que tenga el comentario.
En caso de que no sea posible, sí priorizaré los comentarios más votados.
Por lo demás,
¡Tienes hasta el domingo 20 de octubre para votar, besitos volados!
Creo que sería un buen momento de preguntarlema Lila por el "Heredero", por qué esa bolita es tan importante, y sobre todo, por qué cree que lo es para el saqueador asesino. No? 🤔
Creo que Cándido debe preguntarle qué pone el libro, porque parece que Lila lo entiende