🌾XXVIII: Antes de rendir el alma
Continuación de la historia de Alma (Vigesimoctavo movimiento)
Anteriormente en Antes de rendir el alma…
(Resumen de la historia para nuevos lectores)
Tienes el anterior movimiento de Cándido aquí:
Si no sabes de qué va esto, tienes un resumen en el link de arriba. También puedes buscar en el índice de la partida y leer desde donde te quedaste.
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Tomas el bote para tirarlo al árbol
(100% de votos, crítico)
Tomas el bote y el kabaan suelta una risita excitada.
Lo notas caliente. Está en ese punto incómodo en el que casi te obliga a cambiártelo de mano. Te recuerda a las hojas del bosque y piensas, por primera vez desde que os separasteis, en Lila.
Alzas la vista a las copas de los árboles, las hojas ya no brillan, dejaron de hacerlo desde que ella tomó el cuerpo de tu vecina. Miras hacia atrás, tratando de ver algún indicio de aquella batalla…
—Khajazö, khajazö.
El kabaan te empuja desde la distancia, con gestos, para que te acerques más al árbol.
—Dice que lo abras. Dos veces. O sea, que lo dijo dos veces, no que lo abras dos veces.
En el bote, algo así como un tubo de ensayo tosco, se escurre dentro ese magma, lenta y pastosamente, con los movimientos de tu mano; pero, en cuanto lo descorchas, centellas salen disparadas del interior como la mecha de un cohete o esas varillas de cuando vas al reservado de una discoteca.
—Garazö, garazö! —grita el kabaan mientras busca cobertura tras otro árbol.
—¡Que lo…!
—¡Ya entendí, ya! —dices.
Pensabas acercarte y dejarlo caer dentro, pero el bote está hirviendo y destellando tanto que temes te estalle en la mano. Aun desde una distancia de tiro libre, te la juegas: cargas el brazo y lanzas el bote.
Cruza el aire centelleando y entra limpiamente por el hueco del tronco.
Te suspira un poco el alma.
Escuchas alboroto dentro, apenas dos segundos, porque una luz te ciega a la vez que te desconecta del sonido del mundo. Por instinto, te agachas y, en este vacío, ni siquiera escuchas la rama que te choca al salir disparada.
Alzas la vista y hasta levantas la celada: todo el árbol está en llamas.
Pronto, recuperas el oído para escuchar los gritos agudos, desesperados e infantiles, que te llegan desde el fuego.
Entonces, cuando temes que las llamas se extiendan incontrolables al resto de copas, simplemente se apaga. La figura del árbol queda ahí, totalmente carbonizada, un instante para derrumbarse después sobre sí misma como un espejismo.
Escuchas unos pasos rápidos:
—Nabery! Frotoyie ii unto! —dice el kabaan, huyendo ya a la carrera.
—Será hijo de… —dice Guardián.
Miras a la pila de carbón y ceniza. Miras la pequeña espalda del kabaan en retirada. Es evidente, te ha engañado. Parece que su alquimia kabaan sí se ha llevado todo por delante.
Aunque pequeño, el kabaan se aleja rápido; conociendo el terreno, no tardará en esfumarse.
—Ahora entiendo ese viejo dicho —dice Guardián—: la voz del kabaan está hecha de viento; se oye, pero no se escucha. Siempre pensé que se refería a… Bueno, ya no importa.
📜Diario de misiones: Encuentra al Heredero. Consíguele un cuerpo a Guardián.
🎒Inventario de Cándido: Armadura encantada.
🗣️Charla de entretiempo (pendiente): Saber más de los hęrtigos y del fin de Eshayia.
Vaya. No todas las criaturas del Señor son de fiar, parece.
Tienes hasta el domingo 17 de noviembre para decidir si quieres darle unos cachetes al mentiroso, sacarle las tripas o indultarlo y tiznarte las manos de carbón.
¡Besitos volados!
Faltó la opción, carbón y después, sangre de kabaan. :P