🌾XXVI: Antes de rendir el alma
Continuación de la historia de Alma (Vigesimosexto movimiento)
Anteriormente en Antes de rendir el alma…
(Resumen de la historia para nuevos lectores)
Tienes el anterior movimiento de Cándido aquí:
Si no sabes de qué va esto, tienes un resumen en el link de arriba. También puedes buscar en el índice de la partida y leer desde donde te quedaste.
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Tomas los picos y sigues la matanza
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Quedas mirando los picos.
Uno perdido entre la hierba baja. Otro, aún aferrado por una mano que se va apagando hasta volverse casi del color de tu piel; el color que tendría desnuda en la estepa, un pálido purpúreo.
Una gota espesa, azul oscura, te cae del casco a la mano. Y te clavas a ella, sin saber pensar, para que otra caiga a su lado, más pequeña, como un satélite difuso de la anterior.
La flecha que te rebota contra la coraza te devuelve al campo y, sin más, le arrancas el pico a la mano esteparia y recuperas el otro de entre los hierbajos.
—¡Eso es! —Tiembla la celada—. Nos vamos a llevar muy bien.
La falda de mallas te empuja desde atrás, forzándote a elegir correr o tropezar, y te lanzas hacia la puerta justo para que un brazo se te adelante en un espasmo. Consigues trabar un pico antes de que se cierre y, poseído por un vigor colosal, tu brazo tira de la puerta abriéndola en toda su amplitud.
Ante ti, un hęrtigo te mira descompuesto, los ojos negros y dorados en una sorpresa apocalíptica. Viste de lana roja, está desarmado, pero tu brazo se mueve como el aspa de un molino para clavarle el pico en el cráneo.
Sientes su peso desplomarse y casi pierdes el agarre del arma, pero, con un tirón, el cuerpo sigue su caída hasta el suelo.
La falda te vuelve a empujar y te guía a subir el talud de tierra alojada contra los muros. Un arquero lanza una última flecha, impotente, antes de desenvainar su espada corta. Avanza una estocada que desvías con un pico y, caída sobre él tu espada de Damocles, le incrustas el otro con tanta fuerza que los ojos se le voltean, totalmente negros, y la mandíbula se le descuelga en un precipicio de ausencia.
Al liberar el pico, más de esa sangre azul oscura te salpica.
Cierras los ojos. Entre las sombras, siguen esos ojos negros y esa boca abierta por la que se escapa la vida sin ceremonia ni decoro. Un adiós grotesco.
Las faldas te dirigen de nuevo, forzándote a abrir los ojos para no tropezar, y ves la espalda del otro arquero, las manos desnudas del arco abandonado, y los dos picos, colmillos de extraña bestia, le muerden la espalda a la vez.
Un grito. El grito es la lengua universal.
Un pico se libera sólo para volver a incrustársele en el cráneo. Y de nuevo ese peso en los brazos, esa ancla de vida muerta.
Y sientes un ardor que no es tuyo en el pecho.
Sientes y, estás seguro, si pudieras mirar, lo verías: una lujuria sangrienta, un hambre consumada, un deseo de lamer los restos que azulean los picos. Es tan agudo el placer, esa divinidad en la muerte, que de pronto lo compartes, se te tejen al gusto las ganas de morder, la necesidad de separar carne de hueso, de despedazar algo que pueda llorar.
Alzas la vista y apenas puedes ver esas construcciones ovaladas, esos techos largos que casi rozan el suelo, apenas puedes ver nada que no palpite. Y corres, antes de que las faldas necesiten empujarte, a por un hęrtigo, que avanza hacia ti enfrentando espada y escudo.
Hay un engorroso choque de metales, una engorrosa resistencia por su parte, un engorroso aplazar que su carne se te abra en flor para darte el preciado néctar. Y casi gritas exaltado cuando su guardia se abre y un pico de águila se dispara a su cuello para regalarte un escalofrío de lo consumado, una electricidad de dulce anticipación.
Su brazo cae y el otro pico lo apresa como una mantis que te acercara el premio.
Abres las manos, sueltas las armas, y el hęrtigo, a media muerte, cae ante ti de rodillas; la mirada buscando un dios en las nubes. Das un paso a su lado, y tu muslo le sirve de respaldo. Con una mano le agarras la fila superior de dientes, con la otra la inferior y tiras, Dios, tiras porque necesitas escuchar ese crujir de huesos, necesitas romper más que matar, necesitas que la muerte resuene en más de uno de tus sentidos.
El estallido de la mandíbula te despierta al horror, te hace consciente de esta posesión, de este carnaval de masacre florido.
Un ruido terroso te hace alzar la vista, como pillado con un jarrón roto en las manos. Ves a dos hęrtigos, campesinos, vestidos de lana y lino, clavar en el suelo… ¿un muñeco de madera?
En el campo irregular que queda entre esas construcciones, un tanto vikingas o germánicas, han clavado una especie de maniquí tosco de madera y, tan pronto queda estable, retroceden a la carrera para tomar otro, apoyado en una pared, y clavarlo a unos diez o veinte metros del primero.
En cuanto terminan eso, corren de nuevo en retirada, pero se pierden tras una de esas construcciones ovaladas de techos absolutos, hechos de paja o caña fina, pero de ese mismo marrón grisáceo que las paredes de madera, que apenas se intuyen tras las faldas de caña.
—Vamos, recoge los picos. Se viene lo bueno —dice Guardián.
Pero quedas mirando ese extraño ser de madera. Tienen algo tallado en el pecho, un tipo de escritura que te suena…
—¡El libro! —dices.
El libro que encontrasteis en el sótano, junto a las armaduras, parece el mismo alfabeto. Y, en un chispazo, te das cuenta de que lo has olvidado atrás, entre la hierba, cuando lo soltaste para defenderte.
📜Diario de misiones: Encuentra al Heredero. Consíguele un cuerpo a Guardián.
🎒Inventario de Cándido: Armadura encantada.
🗣️Charla de entretiempo (pendiente): Saber más de los hęrtigos y del fin de Eshayia.
¡Asesino! Te gritan desde las gradas.
Pero bueno, ¿qué son un par de campesinos de un mundo tan distante de la Tierra?
Tienes hasta el domingo 10 de noviembre para decidir si quieres seguir con el baño de sangre, baño de sangre light o una retirada cautelosa.
Y recuerda que siempre puedes escribir en los comentarios algo que, en algún momento, te apetezca decirle a Guardián (🗣️).
¡Besitos volados!
Este movimiento continúa en:
Esta es una acción significativa, en el futuro, Cándido tendrá menos reparos para quitar una vida.
Yo ya llevo varios movimientos votando en modo "from lost to the river"... 😄 Pero vaya, vaya, con Cándido y sus sombras... 😨
Menos reparos dice. Jajajaja Como si hubiera tenido alguno, Cándido el Sádico, primo de Hannibal Lecter.